Oficios nuevos y antiguos
Después de cuatro generaciones fabricando y vendiendo cestos y productos de mimbre, Assumpta Freixanet, propietaria de una tienda de Vic, me explica que está considerando la posibilidad de cerrar el negocio. Dice que le da mucha pena que se pierdan los oficios artesanales antiguos, y le gustaría unir esfuerzos con otros comercios parecidos que están a punto de bajar la persiana, como los esparteros, y abrir una tienda taller de producción conjunta donde se transmitan los conocimientos ancestrales y se vendan los productos, aprovechando las escasas ayudas oficiales a los emprendedores. Pero con la competencia china, no lo ve nada claro.
La realidad es dura: los oficios antiguos han pasado a mejor vida. Es el caso de los estucadores de paredes, herreros, fideeros, sastres y modistas, zahoríes, forjadores, vidrieros, alfareros, pregoneros, albarderos, cereros, cordeleros, barretinaires, serenos, merceros, toneleros, picapedreros, bastoneros, afiladores o arrieros, entre otros.
Sin embargo, la globalización está haciendo estragos en el campo, donde el oficio de payés se encuentra a las puertas de la UVI. Las explotaciones agrícolas y ganaderas, unas actividades hasta ahora primordiales, se están extinguiendo por culpa de la agricultura y la ganadería industrial, ambas ligadas al transporte, el comercio agroalimentario, las macrosuperficies y las marcas blancas. La desaparición del campesinado tradicional también comporta el fin de los pastores, esquiladores, carboneros, mozos de payés, leñadores, segadores...
Hoy, entre los oficios contemporáneos, algunos de ellos prescindibles, tienen gran predicamento los asesores, gestores de reputación, investigadores crediticios, curadores de contenidos, cazadores de tendencias, relaciones públicas y profesores de coaching, los expertos en tratamiento de residuos industriales, o en la purificación y control del aire; los expertos en seguridad y bancos de datos; crupiers, esteticistas, mediadores y conciliadores, aseguradores, auditores, corredores de bolsa, especialistas en gestión de riesgo, y estadísticos; o los ingenieros de logística, validación, nanotecnología y robótica. Para todos los gustos.
Pero buena parte de los oficios emergentes están relacionados con actividades virtuales ligadas a internet. Es el caso de los responsables de estrategia digital, expertos en la venta de canales digitales (o en contenido, marketing y publicidad en los buscadores), responsables de la gestión de comunidades y redes sociales, desarrolladores de webs y apps, instaladores, hackers, técnicos de videojuegos, analistas de comercio electrónico on line o investigadores digitales de datos. A los que ya empezamos a tener una cierta edad, la mayoría de estas profesiones nos dejan muy descolocados. Quizás porque todavía somos un poco payeses.
Hoy triunfan los gestores de reputación y los cazadores de tendencias