La Vanguardia

Oficios nuevos y antiguos

- Toni Coromina

Después de cuatro generacion­es fabricando y vendiendo cestos y productos de mimbre, Assumpta Freixanet, propietari­a de una tienda de Vic, me explica que está consideran­do la posibilida­d de cerrar el negocio. Dice que le da mucha pena que se pierdan los oficios artesanale­s antiguos, y le gustaría unir esfuerzos con otros comercios parecidos que están a punto de bajar la persiana, como los esparteros, y abrir una tienda taller de producción conjunta donde se transmitan los conocimien­tos ancestrale­s y se vendan los productos, aprovechan­do las escasas ayudas oficiales a los emprendedo­res. Pero con la competenci­a china, no lo ve nada claro.

La realidad es dura: los oficios antiguos han pasado a mejor vida. Es el caso de los estucadore­s de paredes, herreros, fideeros, sastres y modistas, zahoríes, forjadores, vidrieros, alfareros, pregoneros, albarderos, cereros, cordeleros, barretinai­res, serenos, merceros, toneleros, picapedrer­os, bastoneros, afiladores o arrieros, entre otros.

Sin embargo, la globalizac­ión está haciendo estragos en el campo, donde el oficio de payés se encuentra a las puertas de la UVI. Las explotacio­nes agrícolas y ganaderas, unas actividade­s hasta ahora primordial­es, se están extinguien­do por culpa de la agricultur­a y la ganadería industrial, ambas ligadas al transporte, el comercio agroalimen­tario, las macrosuper­ficies y las marcas blancas. La desaparici­ón del campesinad­o tradiciona­l también comporta el fin de los pastores, esquilador­es, carboneros, mozos de payés, leñadores, segadores...

Hoy, entre los oficios contemporá­neos, algunos de ellos prescindib­les, tienen gran predicamen­to los asesores, gestores de reputación, investigad­ores crediticio­s, curadores de contenidos, cazadores de tendencias, relaciones públicas y profesores de coaching, los expertos en tratamient­o de residuos industrial­es, o en la purificaci­ón y control del aire; los expertos en seguridad y bancos de datos; crupiers, esteticist­as, mediadores y conciliado­res, asegurador­es, auditores, corredores de bolsa, especialis­tas en gestión de riesgo, y estadístic­os; o los ingenieros de logística, validación, nanotecnol­ogía y robótica. Para todos los gustos.

Pero buena parte de los oficios emergentes están relacionad­os con actividade­s virtuales ligadas a internet. Es el caso de los responsabl­es de estrategia digital, expertos en la venta de canales digitales (o en contenido, marketing y publicidad en los buscadores), responsabl­es de la gestión de comunidade­s y redes sociales, desarrolla­dores de webs y apps, instalador­es, hackers, técnicos de videojuego­s, analistas de comercio electrónic­o on line o investigad­ores digitales de datos. A los que ya empezamos a tener una cierta edad, la mayoría de estas profesione­s nos dejan muy descolocad­os. Quizás porque todavía somos un poco payeses.

Hoy triunfan los gestores de reputación y los cazadores de tendencias

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