La Vanguardia

La otra cara del trabajo bien hecho

‘Alertadors contra la corrupció’ pone de manifiesto los riesgos que corren las personas que denuncian irregulari­dades

- FRANCESC PUIG Barcelona

Alertadore­s es una palabra que ha empezado a tener bastante presencia mediática en muchos países europeos. Detrás de la palabra hay unos ciudadanos que se están agrupando para defenderse y proteger sus derechos. Son aquellas personas que han dado el paso de denunciar casos de corrupción y que ahora ven como su vida –y la de sus familiares– se ha convertido en un calvario. Esta noche, el espacio Sense ficció emite el documental Alertadors contra la corrupció (TV3, 21.55 h), dirigido por Montserrat Besses y Pere López, que

busca hacer un retrato humano de estos ciudadanos.

El hilo conductor es el caso de Stéphanie Gibaud, la jefa de marketing y relaciones públicas en París de la Unión de Bancos Suizos (UBS), que denunció al banco por evasión fiscal en grupo organizado y por blanqueo en el año 2009. Gibaud estuvo en la presentaci­ón ayer del documental en el Col·legi de Periodiste­s y se refirió en unas cuantas ocasiones al hecho de encontrars­e aún viva gracias a to- dos los que han dado luz a su situación y al hecho de haber cerrado filas con otros alertadore­s. Giraud remarcó la lucha desproporc­ionada entre ciudadanas como ella y las multinacio­nales. “Tenemos que seguir luchando por nuestros valores. Europa tendría que empezar a atacar problemas fundamenta­les”, señaló Giraud. “Mientras continúe la pareja entre finanzas y política seguirán pasando estas cosas. Hace falta que se rompa para que eso pueda cambiar. La colaboraci­ón con los periodista­s es lo que nos permite avanzar porque el mundo de la política no tiene ningún interés en hacerlo. Las empresas y el mundo financiero están sobreprote­gidos. La situación es inaceptabl­e, hace falta que todo el mundo se movilice para restablece­r la democracia”. En ese sentido, el programa se hace eco de que si por un lado se trabaja a favor de la transparen­cia, por el otro se legisla el secreto como se refleja en una directiva que se prepara en Bruselas sobre el “secreto de negocios”, que supone que el secreto comercial es más importante que el derecho a saber de la ciudadanía.

Además del caso de Giraud, el documental recoge otros casos, profundiza­ndo sobre todo en el aspecto humano de los que reciben presiones e intimidaci­ones para evitar que salgan a la luz prácticas ilegales. Entre estos casos, se encuentra el de Joan Llinarés, director del Palau de la Música (2009-2010), e Itziar González, exconcejal de Ciutat Vella, alertadore­s asociados al caso del Palau de la Música y del hotel de lujo que se tenía que construir al lado.

Besses, que define los alertadore­s como aquellos que para “hacer el trabajo bien hecho se meten en la boca del lobo”, se lamentaba de que “estas personas quedan en una posición de vulnerabil­idad e indefensió­n”. La directora quiso dejar claro que la voluntad del documental no era disuasiva; “al contrario, la intención es que haya más unión y valor para denunciar las cosas, y más textos legales para que los alertadore­s no sufran represalia­s”.

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TV3 Stéphanie Gibaud (centro), la alertadora que sirve de eje del documental

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