Sueños y pesadillas
El mejor cuento, que no el más corto, de Augusto Monterroso se titula El mundo, y dice así: “Dios no ha creado el mundo; sólo está imaginándolo, como entre sueños. Por eso el mundo es perfecto, pero confuso”. A veces da la sensación de que en el universo soberanista hay quien se imagina, en mitad de un sueño, ser el Creador de una Catalunya independiente impecable. El problema es que la manera de conseguirla es, como mínimo, confusa. Y lo que es peor, situando a los ciudadanos en la tesitura de elegir entre dos legitimidades, que puede resultar no un sueño, sino una pesadilla. Los sueños, sueños son, de acuerdo con el poeta y los ensueños se los lleva el viento. Pero las pesadillas no siempre tienen buen despertar y el desasosiego del momento no nos lo quita nadie.
Ciertamente, Junts pel Sí se presentó a las elecciones con una hoja de ruta hacia la independencia, pero no obtuvo ni los dos tercios necesarios para cambiar una norma fundamental como el Estatut, ni siquiera el 50% más uno de los votos para llevar adelante su pretendida ruptura. Hubo una mayoría soberanista en la Cámara al sumar la CUP, que es la misma que no consigue los escaños para que Artur Mas repita como presidente. Y en esas, se sacan de la manga una propuesta de resolución en el Parlament donde se declara el inicio del proceso para constituir un Estado catalán independiente en forma de república, en que aclaran que “no se supeditarán a las decisiones de las instituciones del Estado español, en particular del Tribunal Constitucional”, al que consideran “deslegitimado”. Junts pel Sí y la CUP concluyen en su proposición que adoptarán las medidas necesarias para abrir este proceso de desconexión.
Los cuentos de Monterroso tienen la ventaja de ser cortos, pero este proceso en marcha se nos va a hacer largo. Y no parece que vaya a acabar bien como sucede en las fábulas. Aunque se sacarán enseñanzas, sin duda.