Los Lores desafían a Cameron y el ‘premier’ amenaza con represalias
La Cámara Alta congela un punto clave de los recortes que afecta a los más pobres
Con su mezcla de aristócratas, obispos y millonarios, algunos de carácter vitalicio y la mayoría designados a dedo, no se trata de la cámara legislativa más democrática ni más popular del mundo. Pero los Lores británicos tienen su qué. Y aunque la mayor parte del tiempo pasan desapercibidos, en esta ocasión han decidido plantar cara al Gobierno Cameron y desafiar su ataque a los más vulnerables de la sociedad.
Con los Comunes controlados con mano de hierro por la mayoría absoluta tory, sólo los Lores podían poner el freno a los desalmados recortes de la administración. Y vaya que lo han hecho, aunque sea de forma parcial y más bien simbólica, desafiando las amenazas de represalias de Downing Street y desatando una pequeña crisis constitucional, porque no forma parte de la tradición que la Cámara Alta vete el programa presupuestario del Gobierno (sólo ha ocurrido cinco veces).
Pero los Lores han decidido que un aspecto de los recortes –la restricción de los créditos fiscales a las familias pobres– clamaba al cielo y era discriminatorio, ya que 3.3 millones de familias perderían unos 1.500 euros al mes.
El ministro de Economía, George Osborne, ha prometido revisar y modificar parcialmente las medidas para suavizar el impacto. Pero el primer ministro, David Cameron, furioso, ha dicho que “habrá que estudiar el papel de la Cámara Alta para que no vuelva a ocurrir algo parecido, porque se trata de una extralimitación de sus prerrogativas y funciones”.
Normalmente los Lores se limitan a analizar con calma las leyes del Ejecutivo con la intención de mejorarlas, pero esta vez han ido más lejos, consiguiendo congelar un aspecto clave de los presupuestos (y de los recortes) hasta que se lleve a cabo un estudio independiente de su impacto. Hasta ahora las ayudas fiscales podían ser solicitadas por quienes tuvieran ingresos inferiores a los 9.000 euros anuales (y 22.000 euros en el caso de familias con hijos), pero Osborne quiere bajar el listón a sólo 5.000 euros (y 17.000 para las familias), con un ahorro de 6.000 millones de euros para las arcas del Tesoro. Ello, al tiempo que pega un tijeretazo al impuesto de sucesiones, permite la evasión fiscal de las grandes corporaciones y reduce la carga de los pensionistas, porque el voto gris es conservador y fue decisivo en la mayoría absoluta conquistada por los tories.
Los lores laboristas pretendían ser más radicales y eliminar por completo esa faceta tan cruel de los recortes. Pero la moción ganadora fue presentada por los liberales demócratas, lo cual no deja de tener un punto paradójico, ya que en la pasada legislatura fueron los socios menores en la coalición encabezada por Cameron, y se engancharon al tren de la prudencia presupuestaria con un entusiasmo desmedido, hasta el punto de desdecirse de su programa y encarecer las matrículas universitarias. El resultado fue su aniquilación electoral.
Incluso figuras destacadas del Partido Conservador piensan que el recorte de los créditos es innecesario e incentiva a apuntarse directamente al paro en vez de trabajar. El alcalde de Londres, Boris Johnson, candidato a suceder a Cameron, se ha pronunciado en contra, como los obispos anglicanos y el Instituto de Estudios Fiscales, organismo independiente que evalúa el impacto del presupuesto. Downing Street se ha comprometido a recortar otros 16.000 millones de euros, dejando el Estado de bienestar al nivel más raquítico de cualquier potencia industrializada.
Hace tiempo que la Cámara de los Lores está pendiente de una reforma a fondo, que elimine de una vez los puestos vitalicios. Pero, en el fragor de la batalla, Cameron ha amenazado con la idea menos democrática imaginable: nombrar a dedo a centenares de conservadores, para asegurarse de que en el futuro sus leyes nunca serán discutidas.
Más de tres millones de familias necesitadas perderían 1.500 euros al mes con la restricción de créditos fiscales