Rajoy, Sánchez y Rivera comparten su rechazo
Una llamada del líder socialista propicia un diálogo a tres bandas
Tranquilizar a los españoles, pero también lanzar una seria advertencia. Este fue el principal objetivo del presidente del Gobierno con su comparecencia ayer en el palacio de la Moncloa, nada más registrarse en el Parlament de Catalunya la propuesta de resolución de Junts pel Sí y la CUP para poner en marcha el proceso soberanista, y al día siguiente de que Carme Forcadell terminara su discurso con un “¡viva la república catalana!”.
Tranquilizar a los españoles que pudieran pensar que por estar convocadas las elecciones el Gobierno de España tiene mermadas sus posibilidades de actuar contra este desafío. Con un añadido, y es que en esta tarea cuenta con el apoyo de los otros dos partidos que según las encuestas ocuparán más escaños en el Congreso: el PSOE y Ciudadanos.
Pedro Sánchez y Mariano Rajoy han ido de la mano prácticamente en todos los pasos que ha dado el Gobierno en su lucha contra el proceso soberanista, en todos menos en la reforma del Tribunal Constitucional para darle más competencias que le permita hacer cumplir las sentencias.
Ayer, dada la gravedad que el PSOE también atribuye a la iniciativa de los partidos independentistas, el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, llamó al presidente del Gobierno, y tras esta conversación, Rajoy también llamó a Albert Rivera. A los dos les explicó lo que pensaba hacer, y su decisión de hacer una declaración institucional para mostrar la contundencia necesaria que deje pocas dudas de cuál será la respuesta del Estado. Y los tres, según fuentes gubernamentales, coincidieron en las líneas generales de lo que había que hacer.
Rajoy compareció en el palacio de La Moncloa, con ese mensaje a los españoles: “Mientras yo sea presidente, España seguirá siendo una nación de ciudadanos libres e iguales”. Lamentó que “algunos” hayan llegado a “plantear una situación como esta”, con una propuesta de resolución que para Rajoy no es más que “un acto de provocación de quienes pretenden saltarse la ley, porque saben que la ley no está de su parte”.
Rajoy recordó que el Gobierno y el Estado tiene mecanismos para garantizar “que no van a lograr ninguno de sus objetivos”. Esos mecanismos van desde las competencias otorgadas al Tribunal Constitucional para hacer cumplir sus sentencias, hasta la aplicación, el último extremo, del artículo 155 de la Constitución. Aunque Rajoy no lo citó , fuentes gubernamentales lo dejaron claro: “Cuando se dice todos los mecanismos, son todos”.
Y todo con un objetivo: “Quienes quieran separar y dividir a Catalunya de España deben saber que no lo van a lograr”. Tienen enfrente, que les quede claro, según vino a decir Rajoy, a la ley, pero también a un Gobierno “dispuesto a hacer valer la ley”.
De hecho, los servicios jurídicos del Estado tienen ya el texto de la resolución para ver si tienen algún mecanismo de recurso antes de ser aprobada por el Parlament. Si se aprueba, se recurrirá de inmediato al Tribunal Constitucional, que ya tiene mecanismos para hacer ejecutar la suspensión, y de ahí todos los pasos legales que se puedan dar, hasta llegar, como último recurso, a la suspensión de la autonomía.
Al líder del PSOE, la noticia de la iniciativa de Junts pel Sí y la CUP para declarar “el inicio del proceso de creación del Estado catalán
independiente” le sorprendió en Euskadi, pues tenía actos programados en Portugalete y Eibar. De inmediato, lo consideró “un hecho gravísimo y antidemocrático por parte de los secesionistas”. Así que decidió romper la incomunicación en la que se habían instalado el presidente del Gobierno y el líder de la oposición, y telefoneó a Rajoy.
La última vez que lo hizo fue el pasado 1 de septiembre, justo después de que el PP presentara “de manera unilateral” su proposición de ley de reforma de la ley del Tribunal Constitucional que permitiría sancionar a Artur Mas si no acata sus resoluciones y tras escuchar la amenaza de Xavier García Albiol: “¡Se acabó la broma!”. Aquella conversación de hace casi dos meses fue “muy dura”, según admitió después un Sánchez indignado y que le reprochó al presidente del Gobierno que no contara con la opinión del principal partido de la oposición, muy discrepante al respecto.
Ayer, en cambio, Rajoy y Sánchez recuperaron su relación ante los acontecimientos de Catalunya, y acordaron mantener abierta “una vía directa de diálogo” durante las próximas jornadas. El líder del PSOE coincidió con el jefe del Ejecutivo en que la propuesta de resolución presentada en el Parlament es “una provocación antidemocrática”. “No lo vamos a permitir”, aseguró. Además, lo consideró “un hecho absolutamente irresponsable que trata de situar a Catalunya fuera de la legalidad”. Sánchez también coincidió con Rajoy en la necesidad de ofrecer un mensaje de “confianza”. “Ante el antidemocrático pulso de los secesionistas en Catalunya, me dirijo a la mayoría de catalanes y al conjunto de españoles para decirles que tenemos que confiar en las fortalezas de nuestro país. Al secesionismo le vamos a ganar con la fuerza de la ley, de los votos y de la política, y con los argumentos de la convivencia y del diálogo. La crisis en Catalunya, con la ley, los votos y la política, tiene solución”, proclamó después públicamente el líder del PSOE.
Sánchez también le transmitió a Rajoy que el PSOE siempre estará “en la defensa de la unidad y la integridad de España, y de la legalidad”. Lo que ya es urgente, aseguró, es además “articular una respuesta política a una crisis política”.
Rajoy telefoneó a Rivera sobre las dos de la tarde de ayer para explicarle de forma detallada los planes del Gobierno ante el desafío independentista del Parlament. Los dos dirigentes, además, acordaron mantener un hilo de comunicación permanente sobre la cuestión catalana y tratar de consensuar los pasos políticos y jurídicos que se pueden llevar a cabo de aquí al 20-D. Posteriormente, y en rueda de prensa, Rivera pidió al Gobierno que recurra ante el Tribunal Constitucional la declaración secesionista de Junts pel Sí y la CUP.