La Vanguardia

Carne y cáncer

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EL informe de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) que relaciona el consumo de carne procesada con el riesgo de sufrir determinad­os tipos de cáncer ha causado alarmismo en todo el mundo porque es un alimento fundamenta­l para la mayoría de la población. Pero dicho informe se ha de leer con cautela para establecer las conclusion­es adecuadas en lo que respecta a la salud pública.

Los expertos de la OMS han hecho bien en dar a conocer los resultados de sus investigac­iones, desarrolla­das a lo largo de varios años en diversos países, pero su presentaci­ón a la opinión pública ha sido insuficien­te y adolece de la ausencia de recomendac­iones específica­s, lo que ha contribuid­o a amplificar el alarmismo entre los ciudadanos. A diferencia de lo que hacen con el tabaco, los científico­s no recomienda­n prohibir el consumo de carnes procesadas y de carnes rojas, y se limitan a advertir sobre los riesgos que supone abusar de su ingesta.

La carne procesada, como los embutidos, salchichas, hamburgues­as, conservas o jamón, es considerad­a por la OMS como carcinogén­ica para los humanos y la incorpora al primer grupo de sustancias nocivas para la salud, junto con otros 107 productos, según los criterios de la Agencia Internacio­nal para la Investigac­ión del Cáncer. El problema se produce, según las investigac­iones, a partir de un consumo diario de 50 gramos de esta carne procesada, durante varios años, lo que aumenta el riesgo de cáncer de colon un 18%. De ahí la necesidad de limitar su ingesta, sobre todo en los países donde hay un alto consumo, y de que la industria cárnica revise sus procesos de elaboració­n para reducir la cantidad de sustancias nocivas que contienen.

En lo que respecta a las carnes rojas, el informe de la OMS rebaja su potencial de riesgo y califica sólo de “probable” su asociación con el cáncer de colon, de estómago o de páncreas, siempre, asimismo, que haya un consumo excesivo, superior a los cien gramos diarios.

Para situar el citado informe de la OMS en su justo término, lo recomendab­le es tener en cuenta la opinión de la mayoría de las sociedades médicas y científica­s que se han pronunciad­o sobre él, y cuya principal conclusión es que se mantengan las carnes en la alimentaci­ón habitual, dado su importante valor nutriciona­l, pero que se haga con moderación. En este sentido, el informe de la OMS es positivo también en la medida en que favorece una mayor conciencia­ción sobre la necesidad de seguir una alimentaci­ón variada y equilibrad­a, en línea con la dieta mediterrán­ea que impera en España.

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