Al árbitro, ni mirarlo
Luis Enrique se reunió con el equipo para evitar nuevas expulsiones por protestar
Dos expulsiones y las dos, rojas por protestar sendas decisiones del árbitro. En lo que va de temporada, el Barcelona ha perdido dos veces a un jugador y nunca fue por una falta a un rival. Piqué dejó a su equipo con diez en la vuelta de la Supercopa contra el Athletic y Mascherano se fue a la ducha antes de hora el domingo pasado contra el Eibar. En ambos casos el exceso verbal fue el motivo de la cartulina roja, algo que tiene preocupado a Luis Enrique, que siempre intenta reducir al máximo aquello que queda fuera de su control. El técnico quiere reducir las quejas a los colegiados, por temor a las posteriores sanciones. Y ya ha hablado con su plantilla para evitar insultos que pueden costar caros. La consigna fue clara: al árbitro, ni mirarlo.
La susceptibilidad que en agosto demostraron el estamento arbitral y los comités con Gerard Piqué fue lo que hizo reaccionar a Luis Enrique. Por protestar un posible fuera de juego de un delantero del Athletic –el asistente de Velasco Carballo dijo que le insultó y, ahora como Mascherano, el defensa se escudó en que era un grito de rabia– estuvo cuatro partidos sin jugar. Sin entrar a valorar la adecuación del castigo, el cuerpo técnico entendió que el precio a pagar por una jugada que acabó en córner era muy alto. Así que Luis Enrique reunió a sus jugadores para pedirles más autocontrol en el campo. El técnico quiere que sus hombres mantengan la cabeza fría en sus reacciones y anden con pies de plomo a la hora de dirigirse al colegiado.
El asturiano, que a su llegada al club incorporó al psicólogo Joaquín Valdés y lo puso a disposición de la plantilla, es consciente de que es muy complicado que un futbolista con las pulsaciones altas se calme en momentos de tensión. Pero cree que la charla ha dado bastante resultado, a pesar de la expulsión de Mascherano, de nuevo por una polémica con un asistente, ahora de Del Cerro Grande, también madrileño. “He podido hablar con Masche y no hay mucho más que decir. Lo hablamos en los últimos tiempos con todo el equipo y creo que hay una mejora en el comportamiento
LA SANCIÓN Y LA REACCIÓN El técnico pidió autocontrol a sus jugadores después de los cuatro partidos que le cayeron a Piqué
DOS EXPULSIONES POR QUEJAS Mascherano, que se arriesga a no poder jugar el clásico del Bernabeu, conocerá hoy su castigo
de los jugadores, más allá de las típicas protestas que hay en todos los partidos de cualquier deporte”, valoró el cambio de conducta.
El argentino conocerá hoy la sanción por su roja después de las alegaciones del club. Si son más de dos partidos de castigo, el Jefecito no podrá estar en el clásico del Santiago Bernabeu el próximo 21 de noviembre.
“La sanción será la que pongan ellos, da igual lo que yo piense, si soy optimista o pesimista”, no quiso pronunciarse Luis Enrique. Eso era precisamente lo que quería sortear con su charla, que la planificación del Barça quedase en manos ajenas. Pero no ha podido ser.
A los entrenadores de fútbol les duele más que a un jugador suyo le enseñen un tarjeta por protestar que por una patada. Una falta a tiempo puede que sea necesaria, una protesta siempre puede ser evitable. Ese lamento se agudiza en el Barça por ser un equipo que suele tener más la pelota que el rival y que, por su fútbol de ataque, recibe más faltas que las que comete. Sin embargo, sólo en dos partidos (Málaga y Levante) de los quince jugados acabaron los blaugrana sin ningún amonestado. Además, en este inicio de curso el Barça sale a una cartulina amarilla cada 4,2 faltas mientras que la temporada pasada era necesario cometer casi siete faltas para merecer una tarjeta.
De hecho, dos expulsados por protestar ya son más que en todo el curso pasado. Entonces la de Alba, en el derbi, fue la única de las cuatro expulsiones que hubo (Mascherano, Rafinha y Alves) que fue por protestar. Entonces, al lateral Lucho lo defendió en público pero le reprendió en privado, señal de que no le gusta quedarse con diez por chiquilladas. Así que al árbitro, ni mirarlo.