El decano se va a pique
Salven al decano del fútbol español! Los ciudadanos de Huelva se han lanzado a las calles para exigir que alguien ponga un poco de orden en el histórico club antes de que se consume la tragedia. Los seguidores blanquiazules están convencidos de que por el actual camino se llega a la desaparición del único icono que es capaz de unir realmente a los hijos de Onuba, a los descendientes de los indómitos tartesos.
La Junta de Andalucía ha dado un primer paso y declarará al Recreativo bien de interés cultural (BIC) en el catálogo del Patrimonio Histórico andaluz. La consejera de Cultura defendió esta consideración, la primera que se aplica a un club de fútbol, por su indudable “interés etnológico”, así como por el patrimonio inmaterial que constituye su afición, “extraordinaria desde el punto de vista humano y de su generosidad”, señaló Rosa Aguilar. Una distinción importante que no garantiza su supervivencia, pero demuestra la implicación de la Administración andaluza en encontrar una solución.
El Recreativo está presente de una manera u otra en la vida de los onubenses. Son 126 años los que han pasado desde que los mineros y marineros ingleses que recalaban en esta zona introdujeron en España un deporte desconocido, un juego de pelota que terminaría enamorando a miles de millones de personas. Una herencia que no quieren ver destruida en poco tiempo, lanzada al basurero de la historia. Al menos, quieren pelear hasta el final.
Fundado en 1889, el Recreativo de Huelva se encuentra en una situación desesperada. Con una deuda reconocida en torno a los catorce millones de euros, los incumplimientos con los jugadores y la plantilla de trabajadores se suceden. Hace unos días fueron despedidos seis de ellos, algunos con gran peso y trayectoria en el equipo, que ahora se ven con una mano delante y otra detrás: sin indemnización, sin finiquito y sin haber cobrado las tres últimas nóminas.
El Recreativo pertenece desde principios de año a la empresa Gildoy España, cuyo representante es Pablo Comas, al que se atribuyen todos los males que acarrea el club. El descenso a Segunda B, acaecido la temporada pasada, fue un mazazo durísimo, un golpe casi definitivo para el club. Sin un mínimo de ingresos, y con las cuentas del club embargadas desde el 2014, sus actuales dirigentes no han sido capaces de cerrar un nuevo acuerdo con la Agencia Tributaria, después de que el Recre incumpliera el anterior en todos sus términos. La ruptura entre los dirigentes y los aficionados es total. Así lo demostraron los cerca de diez mil seguidores que se echaron a las calles la semana pasada para reclamar a las autoridades que hagan algo.
El Ayuntamiento de Huelva, que cambió de signo en las pasadas municipales y ahora está regido por el socialista Gabriel Cruz, atesora el 23% de las acciones de la Sociedad Anónima Deportiva. Como segundo accionista en importancia, el nuevo Consistorio tiene que lidiar con el problema en
UNA MEDIDA ÚNICA La Junta de Andalucía incluirá al club onubense en la lista de bienes de interés cultural
un momento crítico para la entidad. Las soluciones son complejas y de una dificultad técnica máxima. Sin ingresos y con las cuentas embargadas, la afición exige que Gildoy coja el toro por los cuernos y active una más que improbable aportación de capital. O bien que proceda a la venta de sus acciones en el club para permitir la llegada de otros dueños con mayor capacidad financiera. Ni la primera solución, ni la alternativa, son operaciones sencillas, pero no cabe duda de que la actual dinámica en la que se encuentra inmerso el Recreativo de Huelva le adentra cada día que pasa en un túnel oscuro, en el que no se ve para nada la luz al final.
De momento, el Ayuntamiento onubense investiga si la empresa propietaria, Gildoy, abonó realmente la cantidad estipulada para la compra del equipo, o se hizo con la mayoría de las acciones sin pagar su justiprecio. En una maniobra de defensa, Pablo Comas se ha dedicado durante el fin de semana a filtrar a los medios informativos unos justificante bancarios que demostrarían la legalidad de sus actuaciones, y que ya ha abonado todos los plazos establecidos para la compra del club.
En estos tiras y aflojas pasan los días mientras el equipo se arrastra por los campos de la Segunda B sin ánimo, sin fútbol y sin resultados, camino de la desaparición si no media un milagro. El Recreativo de Huelva no puede presumir de grandes títulos en su palmarés, su mejor momento fue cuando en 2003 disputó la final de la Copa del Rey, pero es el único club que puede lucir con orgullo su condición de decano del fútbol español. Una condición que se llevará a la tumba deportiva si no se encuentran soluciones para la crisis que amenaza su continuidad.