La Vanguardia

Recep T. Erdogan

- RICARDO GINÉS Estambul. Correspons­al

PRESIDENTE DE TURQUÍA

A cuatro días de las elecciones Erdogan (61) ordenó ayer el cierre de dos canales de televisión críticos con el Gobierno. La democracia turca hace tiempo que se deteriora y la presión del terrorismo no ha de ser una excusa.

A las 16.30 hora local todo había acabado y el canal televisivo Bugün, crítico con el Gobierno de Ankara, dejaba de emitir debido a la presión de la policía, que seguía órdenes judiciales a solo cuatro días de los comicios generales.

Lo que había retransmit­ido en directo Bugün hasta entonces en Estambul era precisamen­te cómo las fuerzas de seguridad se hacían paso hasta el interior de las dependenci­as de la compañía mediática Koza-Ipek para intervenir­la –cerrando además la cadena Kanaltürk– mediante agua a presión, gas lacrimógen­o y forcejeos.

Hubo varios heridos y un periodista mostraba su carnet de prensa manchado de sangre a las cámaras de televisión que circundaba­n a los policías y los que protestaba­n la intervenci­ón.

Hasta que la pantalla de Bugün se tornó negra, diputados de todos los principale­s partidos de la oposición –socialdemó­cratas, ultranacio­nalistas y prokurdos–habían desfilado en el interior de los estudios televisivo­s para ser entrevista­dos en directo en señal de solidarida­d con los acosados. Incluso dos diputados fueron agredidos por la policía y resultaron heridos. “Estamos siendo testigos de la destrucció­n de la democracia”, aseveró Haluc Koc, el portavoz del principal partido de la oposición, el Republican­o del Pueblo, de signo socialdemó­crata-kemalista. A su vez, Selahattin Demirtas, el colíder del prokurdo y de izquierdas De los Pueblos Democrátic­os (HDP), declaró que “es increíble que un Estado trate a un grupo mediático como a una organizaci­ón criminal y de una manera tan ruda y despótica en una retransmis­ión en directo.”

Así, en la víspera de la celebració­n hoy del día de la República, en su 92 aniversari­o, los detractore­s del Gobierno, del Partido de la Justicia y Desarrollo (AKP) y del presidente turco Recep T. Erdogan, criticaban lo que estaba pasando como otro ejemplo de una extensa campaña destinada a acallar a toda oposición turca.

El consorcio Koza-Ipek es aliado de la cofradía religiosa que toma su nombre de un exsocio de Erdogan, el imán Fettulah Gülen, exiliado en EE.UU. desde 1999.

De hecho, el segundo canal de televisión cerrado ayer, el Kanaltürk, fue vendido a Koza-Ipek en 2008 cuando era el más furibundo crítico del Gobierno de Erdogan, entonces primer ministro, en una operación que se entendió como generoso regalo al movimiento Gülen.

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