Pedroche y Muñoz, boda por sorpresa
Sin protocolo, en casa y en vaqueros, se dieron el “sí, quiero”
Cristina Pedroche y David Muñoz se han casado por sorpresa, según publicó ayer ¡Hola!, que les dedica una parte de su portada. Lo hicieron en el vestidor de su casa y de una manera totalmente improvisada el pasado sábado 24 de octubre. El día anterior consiguieron todos los papeles, llamaron al notario y con la nueva ley de Jurisdicción Voluntaria se casaron. Ella se puso una blusa color salmón y él una de sus camisetas blancas, los dos usaron vaqueros y calzaron unas zapatillas de deporte. Cristina se colgó un collar con su nombre que le había regalado su abuela, a quien ese día echó especialmente
Sin banquete ni luna de miel, se fueron a India en viaje laboral del novio, cocinero tres estrellas Michelin
en falta, y se dieron el “sí, quiero” colocándose los anillos de oro negro diseñados por ellos mismos y firmando las actas con dos lápices de tamaño gigante para que no falte el buen humor. Luego brindaron con champán, él se fue a trabajar y ella a casa de sus padres. El menú nupcial de la novia fue una ensalada de pollo y un bizcocho de chocolate que le preparó su prima Marta. Al día siguiente, la pareja se fue de viaje a India, pero no de luna de miel, sino de trabajo para el novio, cocinero tres estrellas Michelin en su restaurante DiverXO de Madrid.
Desde allí es la bella presentadora la que cuenta a la citada publicación los pormenores de un enlace peculiar, hecho a medida de los deseos de la pareja, prescindiendo de todo el mundo y dedicados a su felicidad, que es lo que realmente les importa. Cristina Pedroche, que lleva la voz cantante en la entrevista telefónica con ¡Hola!, no puede reprimir la emoción de esa primera llamada como señora de Muñoz y reconoce al mismo tiempo que él se muestra feliz cuando le llama señor de Pedroche. La pareja vive la felicidad a diario y no se plantean ninguna celebración especial, aparte de un almuerzo con los padres y familiares más allegados y luego una fiesta para sus amigos. Pero parecen decididos a disfrutar de una felicidad de dos para dos, y lo demás no importa.