Gramática del registro
La pena del telediario no se limita a los telediarios. Las imágenes de registros relacionados con presuntas corrupciones se extienden por toda la parrilla. El registro es un género. Igual que los accidentes de tráfico, que provocan atascos de conductores ávidos de truculencia, el registro atrae a morbosos y a medios de comunicación seducidos por el delito. El modo más primario de rentabilizar su presencia es la conexión. Para darle la trascendencia que probablemente no tiene, la conexión se adorna con elementos que amplifican su importancia. El premio más valioso es la imagen del acusado huyendo con gafas de sol o, mejor aún, insultando a los periodistas. La historia moderna de este país se podría contar encadenando imágenes de reporteros delante de empresas a punto de ser expropiadas, palacios de justicia y sedes de audiencias nacionales anormalmente bunquerizados y casas de particulares despedazados por la presunción de culpabilidad. El recurso más habitual para maquillar el linchamiento es el letrero última hora, que, por exceso de uso, ha perdido prestigio y ganado flaccidez. A partir de un registro como dios manda, con su ejército de reporteros, sus chalecos fosforescentes y sus cajas de cartón, se pueden improvisar tertulias que perpetúan el espectáculo de la actualidad transformada en un vicio.
FESTIVAL REACTIVO. La propuesta de declaración de república catalana presentada en el Parlament ha activado todos los mecanismos de aceleración artificial de la historia y el vértigo entendido como una forma mediática (y política) de histeria. A los catalanes desplazados a Madrid les tocó ser protagonistas. En El programa de Ana Rosa (Telecinco), intercambio de hostilidades entre Carme Chacón y Arcadi Espada y conexiones con Inés Arrimadas y Antonio Baños. En Espejo público (Antena 3), trío de catalanes: Susanna Griso en el papel de moderadora-entrevistadora, Jaime Malet, en el papel de presidente de la Cámara de Comercio de EE.UU. en España, implacable a la hora de insistir en un mensaje que mezcla el interés descarado y un notable sentido común, y Antonio Bolaños, en el papel de cronista apasionadamente informado. En la tertulia de Els matins de TV3, Carles Quílez intentaba analizar la velocidad de la actualidad con voluntad de frenarla para poder entenderla mejor.
VOCES. El niño José María ganó el concurso La voz kids (Telecinco). En la última gala, que obtuvo unos índices de audiencia monumentales, interpretó la canción El sitio de mi recreo ,de Antonio Vega, una elección inesperada y emocionante. Cuado la compuso, Vega explicó que era una canción paisajística, que habla de los lugares que te hacen sentir espiritual y físicamente bien. Pasada por el filtro de José María y la grandiosidad de un plató, la sensibilidad de la versión original parecía extrañamente lejana. Cuando Vega la interpretaba en directo, bastaba escuchar los primeros acordes para que el aplauso se activara como una prueba espontánea de gratitud. El tipo de expectación que circulaba en sus conciertos era de respeto, como si los espectadores se conjuraran para que pudiera acabarlo con, por ejemplo, una obra maestra como Seda y hierro.
El premio más valioso es la imagen del acusado huyendo con gafas de sol o enfrentándose a los periodistas e insultándolos