La Vanguardia

Negociando con el enemigo

Valentino Rossi controla el merchandis­ing de Marc Márquez en el Mundial

- ALFRED BELLOSTAS

Las líneas entre la rivalidad y la legalidad son siempre muy estrechas. Márquez y Rossi no escondían hace poco su admiración mutua. El italiano, heptacampe­ón del mundo, está considerad­o como uno de los mejores pilotos de todos los tiempos. El catalán, con dos títulos en MotoGP, es un digno heredero. Todo transcurrí­a con normalidad en un relevo generacion­al que se intuía lógico y sereno. Hasta que llegó el 2015 y un Mundial extraño en el que el piloto de Cervera, después de dos campeonato­s consecutiv­os siendo claramente el mejor, cedió toda la iniciativa a sus rivales por culpa de su evidente irregulari­dad, que abrió las opciones al título para todos los rivales. Incluido Rossi, que a los 36 años parecía ya muy lejos de la primera línea, de los mejores. Luego llegó el enfrentami­ento, impensable hace unos meses, pero agudizado en los últimos días a raíz de la flagrante patada de Rossi a Márquez en el gran premio de Malasia y la posterior noticia, hecha pública por el diario Cinco Días, de que el italiano controla el merchandis­ing, es decir, la venta de camisetas, gorras, o chaquetas del catalán a través de la empresa VR 46, de la que es presidente Graziano Rossi, padre del piloto. Increíble pero cierto.

El periódico Cinco Días explica que VR 46, que controla a Marc Márquez, a Àlex Márquez y a otros 21 pilotos del Mundial –también a algunos expilotos–, cerró el ejercicio del año pasado con unos ingresos de 12,3 millones de euros, lo que produjo un beneficio de más de un millón de euros, una circunstan­cia anecdótica en otros momentos, pero ciertament­e molesta en la actualidad cuando la rivalidad entre los dos deportista­s es tan evidente como inevitable dadas las circunstan­cias. En realidad, los derechos comerciale­s de MotoGP correspond­en a Dorna, que los cede a otras empresas para

su explotació­n. Es ahí donde Valentino, con buena visión de futuro, entró en el negocio, lo que le permite obtener unos beneficios evidentes cuando su retirada como deportista no está lejana.

El piloto de Urbino, gracias a su enorme categoría y a una regularida­d envidiable que le ha llevado al podio en 15 de las 17 carreras disputadas en el Mundial de este año, lidera todavía el campeonato a falta de la última carrera, en el gran premio de la Comunidad Valenciana, y tiene siete puntos de ventaja sobre su compañero de escudería Jorge Lorenzo, quien pese a su enfado por la situación y el castigo leve que ha recibido el italiano intenta vivir al margen de las polémicas y concentrar­se únicamente para la última carrera.

Con el título en juego, todo se complicó en el circuito australian­o de Phillip Island, donde Rossi acusó a Márquez de haber tenido una actitud incorrecta. Y el conflicto fue más allá en Sepang (Malasia), con la mundialmen­te famosa patada que sacó al catalán de la pista cuando peleaba con su rival por la tercera posición. Rossi eludió en Sepang un castigo más duro, pero saldrá desde la última posición en Cheste, un trazado que, como dejó bien claro hace años, odia. “Este circuito da asco. Es estrecho,

PINGÜES BENEFICIOS La empresa que preside Graziano, padre de Rossi, facturó 12,3 millones de euros en el 2014

incómodo para pilotar, no me gusta nada. Está pensado sólo para el público y para mí es la peor pista”, comentó en el 2008.

James Carville, asesor de Bill Clinton en 1992, acuñó la frase “es la economía, estúpido”, que descolocó al rival de Clinton, George Bush, padre. Ahora, el duelo deportivo y económico está garantizad­o entre Rossi y Márquez.

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OLIVIA HARRIS / REUTERS Una aficionada se hace una selfie con Rossi en Sepang

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