Sharon Stone, al servicio de la Constitución
La actriz regresa a sus 57 años con ‘Agente X’ del canal TNT, su primer papel protagonista en televisión
Cuando un candidato a la presidencia de Estados Unidos necesita refuerzos de cara a las elecciones, puede ser determinante su acompañante para complementar demográficos y atraer votantes reacios. Sarah Palin, por ejemplo, demostró que una cosa era su perfil sobre el papel y otra abrir la boca durante la campaña de 2008 cuando acompañaba a John McCain para el Partido Republicano. Pero la fama que precede el cargo de la vicepresidencia es que, una vez elegido, el electo no hace nada. La fantástica parodia de Julia Louise-Dreyfus en la serie Veep no ha ayudado a destruir estos prejuicios ganando cuatro veces consecutivas el Emmy pero: ¿y si fuera todo lo contrario? ¿Y si en realidad la supervivencia de esa nación depende de esta figura? Pues Sharon Stone, que ha optado por mudarse a la televisión, tiene la clave en Agente X, que estrena el canal TNT esta noche a las 23.15h.
Cuando Natalie Maccabie (Stone) se instala en el número 1 de Observatory Circle, la residencia oficial que viene con el cargo, descubre que la simbólica llave que le entrega su antecesor tiene unas atribuciones inesperadas. Abre una puerta secreta que le permite acceder al manuscrito oficial de la Constitución firmada en 1787 por George Washington y Benjamin Franklin. La novedad es que el artículo dos tiene un quinto apartado que la sociedad y los demás altos rangos desconocen: el texto proporciona un agente especial al vicepresidente, que tiene como trabajo ejecutar misiones de alto riesgo, operar al margen de la ley y hasta del propio presidente. Si James Bond está al servicio de su majestad, el agente interpretado por Jeff Hephner (Boss) está al servicio de su Constitución y de Sharon Stone, que puede controlar sus pasos y darle órdenes desde la guarida secreta.
El éxito del 007 de Daniel Craig en el mercado americano, donde recaudó 283 millones con Skyfall y donde Spectre ha liderado en su primer fin de semana, parece haber influenciado a los directivos del canal TNT. Como demuestra una premisa tan absurda, se han dejado inspirar por su vertiente de acción y marcada por la imposibilidad de las misiones, y podría decirse que Sharon Stone se ha quedado con el papel de Judi Dench. Controla y supervisa pero aquí como coprotagonista de pleno derecho, haciendo valer su nombre en la industria. Nadie olvida su cruce de piernas ni su carismática Ginger en el Casino de
Martin Scorsese por más que su estatus de estrella nunca se haya visto correspondido con una filmografía especialmente acertada. Y, después de ver cómo el cine no le ofrece papeles protagonistas, vuelve al medio que le dio una oportunidad después de tener un derrame cerebral en el 2001 que le afectó el habla y su forma de caminar durante dos años. Con esa colaboración de tres episodios en El
abogado obtuvo su Emmy como actriz invitada.
A sus 57 años se suma a la larga lista de actrices maduras que apuestan por explotar su presencia en televisión como hizo Geena Davis el año pasado, otro icono de los noventa que se paseó por los pasillos de Anatomía de Grey ,y ahora Anjelica Huston se prepara para desembarcar en Transparent en diciembre. Pero en su caso la etiqueta de madura no significa que abandone la sensualidad que siempre la ha caracterizado. En septiembre aprovechó la promoción de Agente X para posar desnuda para Harper’s Bazaar mientras se mantiene comedida (y vestida) en la piel de la vicepresidenta Natalie Maccabie.
La maniobra para regresar al primer plano está funcionando a la perfección. También le ha servido a Stone para denunciar el machismo imperante en Hollywood que últimamente han criticado actrices del calibre de Jennifer Lawrence y Jane Fonda al comprobar una y otra vez que les ofrecían menos dinero que a sus compañeros de reparto (una injusticia que Stone solventó cuando cobró alrededor de diez millones por Instinto básico 2). Pero otra cuestión será qué aporta a su carrera ya que Agente X está recibiendo críticas mixtas en EE.UU. Por suerte, ella no es el blanco de los periodistas especializados y contemplar que sus rasgos siguen intactos es una grata sorpresa. Pero, como deja entrever el punto de partida, requiere un sentido del humor del que el guionista William Blake Herron (La identidad
de Bourne) no parece ser consciente del todo. Al fin y al cabo, no deja de ser una vicepresidenta con una Batcueva.