Ellos anteponen su éxito laboral al de ellas
Hasta el 70% de los varones MBA de Harvard creen que sus carreras profesionales deben estar por encima de las de sus parejas
Otro elemento que tener en cuenta a la hora de analizar el motivo por el que las mujeres no llegan, en los porcentajes que le correspondería por su formación y preparación, a los puestos directivos: su pareja. Más incluso que el hecho de tener un hijo, una de las claves que históricamente se han utilizado para explicar la dichosa y persistente brecha de género laboral. Un estudio elaborado por la Harvard Business School sobre sus exalumnos y centrado en los más selectos, los MBA, pone en el punto de mira el papel de los hombres: el 70% de sus alumnos varones reconocen que han antepuesto su carrera profesional a la de su pareja femenina. Entre sus alumnas, un 40% de ellas señalan que se han puesto detrás de su pareja a la hora de escalar responsabilidades en el mundo laboral.
¿Por qué? El trabajo, que se centró en las respuestas de 6.611 alumnos de distintas generaciones (los MBA han cumplido 50 años desde su puesta en marcha), no da respuestas tajantes aunque sí deja claro que esa manera de actuar de hombres y mujeres (en este caso, supuestamente exitosos al graduarse en una de las mejores universidades del mundo) tiene que ver con “barreras internas”, con la pervivencia de estereotipos que se mantienen en el tiempo y que se encuentran interiorizados en la personas de una manera consciente. Hombres y mujeres se reconocen una serie de atribuciones que los conduce a asumir que ellos están más preparados para asumir responsabilidad mientras que ellas deben equilibrar la vida laboral y familiar.
Para Robin J. Ely y Colleen Ammerman, dos de los investigadores de este estudio, cuyo trabajo de campo se realizó entre diciembre del 2012 y febrero del 2013, el hecho de que las mujeres “avancen más lentamente” en el ascenso a la alta dirección se ha atribuido desde siempre (y así también los hacen los estudiantes de Harvard) “a las limitaciones relacionadas con la familia”. “Sin embargo, esta explicación no fue apoyada por nuestra evidencia”, señalan ambos en un artículo en el que presentaban los resultados de su trabajo. Los dos investigadores consideran que la aseveración de que la mujer prioriza su familia no se ajusta a la realidad que los encuestados habían detallado en sus respuestas a preguntas sobre si los alumnos habían dejado un trabajo o habían reducido su horario para cumplir con las responsabilidades familiares o personales.
¿Qué ocurre entonces? Otra de las investigadoras que ha participado en el estudio, Pamela Stone, lo tiene claro: los estereotipos de género son los que impiden romper el techo de cristal. Ideas como que la mujer es menos ambiciosa que el hombre, que su realización personal pasa exclusivamente por la asistencia a su familia y que el varón es más competente para asumir responsabilidades explican en buena parte que perdure un modelo de trabajo centrado en el hombre. Un modelo, señalan los expertos, claramente perjudicial para el desarrollo empresarial.
La perpetuación de los estereotipos de género es el principal escollo para que las mujeres asciendan