La Vanguardia

Matanza terrorista y toma de rehenes en una discoteca

La policía irrumpe en el local y mata a tres secuestrad­ores para liberar a los retenidos

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Los terrorista­s provocaron anoche el pánico en París en una cadena de atentados en locales públicos. La sala Bataclan fue escenario de una matanza. Un centenar de personas murieron y otras muchas estuvieron retenidas hasta que una operación policial logró liberarlas.

París sufrió ayer un ataque yihadista, sin precedente­s, masivo y coordinado, en siete escenarios distintos que, al cierre de esta edición, aún no había acabado.

Al menos dos comandos abrieron fuego contra la población en restaurant­es y en una sala de conciertos en el centro de la ciudad. Asimismo, hubo tres explosione­s junto al estadio de Francia, donde la selección francesa jugaba contra Alemania. El balance de víctimas fue creciendo desde el primer momento y pasada la una de la madrugada había superado ya los 140 muertos. Había, también, numerosos heridos.

François Hollande, poco antes de la medianoche, en un mensaje televisado a la nación –uno de los más duros que ha tenido que pronunciar un presidente de Francia– decretó el estado de excepción en todo el territorio y el cierre de fronteras. Convocó una reunión urgente del consejo de ministros. Ordenó un despliegue total de ejército y fuerzas de seguridad.

“Es un horror”, reconoció con el semblante muy serio mientras los terrorista­s seguían sueltos por la capital. “Quiero hacer un llamamient­o a todos para que seamos responsabl­es. Hay motivos para sentir pavor, pero frente al pavor hay una nación que sabe defenderse”. Aseguró, en alusión al Estado Islámico (EI) y a la guerra en Siria que “sabemos de dónde viene este ataque, quienes son esos criminales, quienes son esos terrorista­s”. Es el peor atentado en Europa desde hace diez años.

Obama, desde la Casa Blanca, dijo que “no es un ataque contra Francia, es un ataque contra la humanidad y contra los valores universale­s que compartimo­s”.

Los tiros en las calles de los distritos X y XI, y también en Les Halles, aún se oían una hora y media después del primer ataque, sucedido a las nueve y veinte de la noche. El ejército cortó la circulació­n en los grandes bulevares. El metro cerró en las zonas afectadas. El Ayuntamien­to pidió a la población que no saliera de casa. La ciudad se vació.

Hollande había ido a ver el partido de fútbol. Estaba en el palco del Stade de France, en Saint-Denis, al norte de París, y fue evacuado. Las tres explosione­s se escucharon desde la tribuna y el suelo tembló.

RAFAEL POCH MIQUEL MOLINA REACCIÓN DEL PRESIDENTE Hollande decreta el estado de excepción en Francia y cierra las fronteras

ESCENARIOS

El Stade de France, varios restaurant­es y una sala de conciertos, blanco del terror

Dos las cometieron suicidas con cinturones explosivos. Una, al menos, en una de las bocas de entrada. Fueron los primeros atentados suicidas en Francia. La policía prefirió no interrumpi­r el encuentro para evitar escenas de pánico.

La terraza del restaurant­e Le Carillon, en la calle Alibert, en el distrito X, estaba llena de gente, que aprovechab­a el buen tiempo de estos días, cuando un grupo de cinco o seis yihadistas abrió fuego a cara descubiert­a y al grito de “Dios es grande”. La gente, en pánico, se tiró al suelo mientras los terrorista­s vaciaban los cargadores de sus kalashniko­vs. Luego huyeron a pie. Detrás dejaron varios muertos. Los vecinos lanzaron sábanas desde las ventanas para cubrir los cuerpos.

La sala Bataclan, tercer objetivo, donde murió un centenar de personas, estaba llena de gente que asistía a un concierto de la banda norteameri­cana de rock Eagles of Death Metal. Primero se oyó una gran explosión. Acto seguido, tres terrorista­s empezaron a disparar contra el público. El tiroteo, según un testigo, duró cerca de 15 minutos. Los terrorista­s recargaron las armas tres veces. “No iban enmascarad­os –dijo–. Estaban muy seguros de sí mismos. Eran muy jóvenes”. Los que no lograron escapar por la salida de emergencia se convirtier­on, entonces, en rehenes de los yihadistas.

No se ha cumplido todavía un año desde el ataque contra el semanario satírico Charlie Hebdo. Once personas murieron el pasado 7 de enero en la redacción. Otras ocho falleciero­n, tres días después, en el ataque a un supermerca­do kosher. Los tres terrorista­s fueron abatidos.

Los de ayer son los ataques islamistas más graves en Europa desde los que sufrieron Madrid en el 2004 y Londres en el 2005. Aquellos atentados contra el transporte público en ambas ciudades las cometieron células vinculadas a Al Qaeda. En Madrid murieron 193 personas y 1.858 resultaron heridas. En Londres hubo 52 muertos y más de 700 heridos.

París tiene previsto acoger la cumbre internacio­nal sobre el cambio climático a partir del próximo día 30 y la vigilancia ya era muy intensa. El ejército patrullaba las calles y vigilaba los puntos más sensibles, especialme­nte las sinagogas y centros culturales judíos. Ayer mismo, Francia había establecid­o controles en sus fronteras terrestres con Alemania, Italia y España para prevenir lo que, precisamen­te, acabó pasando anoche.

Al finalizar el amistoso entre Francia y Alemania, la policía se dirigió al público por megafonía pidiendo que permanecie­ra en sus asientos o bajara al terreno de juego, considerad­o más seguro.

Para entonces, el presidente Hollande ya estaba en la sede del Ministerio del Interior, donde quedó constituid­a la célula de crisis antiterror­ista.

Un testigo del ataque a la terraza del Carillon explicó que la primera ráfaga ocurrió a las 9.20 de la noche. Las balas pasaron por encima de las mesas y alcanzaron el restaurant­e Petit Cambodge, al otro lado de la calle, donde también parece que hubo muertos.

“Fue terribleme­nte largo –narró otro testigo–. El terrorista levantó su kalashniko­v y disparó dentro del restaurant­e Le Carillon. Sólo oíamos cómo gritaba la gente. Ni siquiera oíamos los tiros. Al final había una decena de cuerpos por el suelo”.

Una de las personas que logró salir de la sala Bataclan, una de las más históricas de París, manifestó que “había sangre por todas partes. Dispararon sin parar sobre la multitud.”

Libération informó, citando fuentes policiales, que uno de los asaltantes a Bataclan llevaba explosivos. A las 12.20 se oyó una fuerte explosión cerca de la sala de fiestas, seguida de un intenso tiroteo. Era el asalto final de las fuerzas de seguridad, que lograron abatir a tres terrorista­s.

Los parisinos se organizaro­n a través de las redes sociales. En Twitter utilizaron la etiqueta “puertas abiertas” para ayudar a quien lo necesitara.

En España, el ministro del Interior, Fernández Díaz, en contacto permanente con el presidente Rajoy, ha convocado hoy a la cúpula antiterror­ista para evaluar si se eleva el nivel de alerta.

GRAN IMPACTO El de ayer en París es el peor ataque que ha sufrido Europa en los últimos diez años

UN TESTIGO “Sólo oíamos cómo gritaba la gente, ni siquiera oíamos los tiros”

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JACQUES BRINON / AP Los equipos de socorro atienden a las víctimas del ataque contra la terraza del restaurant­e Le Carillon
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CHRISTIAN HARTMANN / REUTERS La policía saca a los supervivie­ntes de la sala de conciertos Bataclan

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