Adiós a las armas
La comisión electoral de Birmania, gobernada hasta ahora con mano de hierro por los militares, confirma que el partido de Aung San Suu Kyi, premio Nobel de la Paz, ha obtenido la mayoría absoluta.
Aung San Suu Kyi pudo por fin cantar victoria. La comisión electoral confirmó ayer que el partido de la premio Nobel de la Paz, la Liga Nacional para la Democracia (LND), alcanzó la mayoría absoluta en las elecciones celebradas el domingo en Birmania. El resultado constituye un hito en la historia de este empobrecido país del Sudeste Asiático, gobernado durante más de cinco décadas por los militares.
El día de ayer fue una jornada de celebraciones para Aung San Suu Kyi. La líder opositora no sólo festejó el quinto aniversario de su puesta en libertad, tras años de permanecer bajo arresto domiciliario, sino también que su partido había logrado un triunfo histórico que ha sobrepasado todas las expectativas.
La comisión electoral certificó esta victoria arrolladora al anunciar que con el 88% de los votos escrutados, la LND ya había superado la barrera de la mayoría absoluta. Había conquistado 364 escaños, que le permitirán controlar el Parlamento bicameral de 644 miembros. Un resultado que le abre la puerta a elegir al próximo presidente del país y a gobernar en solitario.
Sus contrincantes del oficialista Partido de la Solidaridad y Desarrollo para la Unión (USDP, en sus siglas en inglés), herederos de la última junta militar, suman 40 diputados y las formaciones de minorías étnicas, otros 42.
“Este resultado es superior al que esperábamos”, manifestó Win Htein, portavoz de la organización que lidera Aung San Suu Kyi, a la prensa. Su triunfo alimenta las esperanzas de millones de birmanos que, tras décadas de represión y penuria económica, confían que saque el país adelante. Pero el camino está lleno de baches. “El próximo paso será la reunión de San Suu Kyi con el presidente y el jefe del ejército para hablar de reconciliación nacional y el periodo de transición”, dijo Win Htein.
El problema es también la velocidad con que se afrontarán las transformaciones. Para ello, los herederos del antiguo régimen militar son una fuerza política crucial. Disponen del 25% de los escaños que se atribuyen directamente al ejército y copan ministerios clave.
San Suu Kyi, que no puede optar a la presidencia del país por una cláusula constitucional que se lo impide, cuenta por el momento con la colaboración del poderoso ejército birmano, que anunció que respetaría el resultado de las urnas y colaboraría con los vencedores.