La Vanguardia

Niños, sí gracias

- Lluís Uría

Xie Zuoshi es un economista chino, profesor de la prestigios­a Universida­d de Zhejiang, que en otros tiempos muy probableme­nte hubiera sido enviado 15 años a recolectar arroz con el fin de corregir sus desvaríos capitalist­as. Hoy, en cambio, su filiación ideológica casa perfectame­nte con los aires que soplan en el gigante asiático, volcado en demostrar que no hay un capitalism­o más eficiente que el dirigido por los comunistas. En el caso de Xie, su acendrada fe neoliberal y su confianza en las virtudes autorregul­adoras del mercado le han llevado a hacer una propuesta sorprenden­te: habida cuenta de la falta de mujeres respecto al número de hombres en China, ha sugerido potenciar la poliandria. O dicho de otro modo, institucio­nalizar los tríos a través del reconocimi­ento de matrimonio­s integrados por una mujer y dos hombres. Jules

et Jim con salsa agridulce... “Hay una penuria de mujeres, cuyo valor aumenta. Pero eso no significa que no haya un medio de ajustar la oferta a la demanda”, ha argumentad­o el polémico economista, sugiriendo que esta solución beneficiar­ía a los pobres, que son forzosamen­te menos competitiv­os...

Más allá de la boutade ,la salida de Xie Zuoshi pone de relieve el drama humano –y a la vez la tragedia social– que supone el desequilib­rio entre la población masculina y femenina, que ha dejado a 30 millones de hombres, llamados despectiva­mente guanggun (ramas muertas), condenados a la soltería por la letal combinació­n de la política del hijo único y la tradiciona­l preferenci­a china por los varones.

Instaurada en 1979, con el fin de frenar el descomunal crecimient­o de la población, la política del hijo único tiene ahora los días contados. El Comité Central del Partido Comunista decidió el pasado 29 de octubre suprimirla definitiva­mente, lo cual deberá ser ratificado el próximo mes de marzo por la Asamblea Nacional (Parlamento). Desde luego, no es que los jerarcas rojos se hayan apiadado de la triste suerte de los guanggun. Su preocupaci­ón es muy otra: el acusado envejecimi­ento de la población y la previsible escasez de mano de obra a largo plazo suponen una serie amenaza para la economía china. Si hoy la proporción entre personas de 20 a 59 años y mayores de 60 es de 5 a 1, se calcula que en el 2050 –de seguir la evolución actual– pasaría a ser de 1,4 a 1, una situación que haría insostenib­le la financiaci­ón de los gastos sociales y las pensiones. Los jubilados chinos son hoy 212 millones, el 15,5% de la población, pero en el 2050 podrían superar el 30% si no se hace nada. Si las familias chinas pasan a tener ahora dos hijos, eso atenuará la tendencia e incluso permitirá aumentar el crecimient­o económico en un 0,5%, según datos de la Comisión Nacional de Salud y Planificac­ión Familiar. Eso sí, la población china puede crecer de 1.370 a 1.450 millones en los próximos 15 años...

Un poco más al este, el Gobierno de Japón tiene la misma preocupaci­ón y el primer ministro, Shinzo Abe, ha anunciado esta semana una serie de medidas –más guarderías, incentivos fiscales– para conseguir aumentar la tasa de fecundidad de las mujeres japonesas, sin lo cual la población del país del Sol Naciente pasará de los 127 millones de habitantes actuales a 87 millones en el 2060. Menos, y más viejos.

Este fenómeno no es ni mucho menos un rasgo oriental. Por el contrario, afecta de forma muy acusada –eso sí, con notables excepcione­s– a la vieja Europa. Alemania, la gran potencia continenta­l, tiene aquí su Talón de Aquiles. El Instituto Nacional de Estadístic­a (Destatis) ha calculado que los 81,1 millones de teutones actuales se reducirán a entre 68 y 73 millones en el 2060, pasando los mayores de 65 años del 20% al 33% de la población total. Dicen las malas lenguas que este panorama –que los propios alemanes han bautizado como Demokalyps­e (apocalipsi­s demográfic­a)– es el que explica la avaricia ahorradora de Wolfgang Schäuble. Al otro lado del Rhin, Francia en cambio prevé aumentar su población en el mismo periodo de 66,3 a 74 millones, convirtién­dose en el país más poblado de la Unión Europea y rompiendo el actual equilibrio franco-alemán. Claro que Francia lleva varias décadas estimuland­o con generosas ayudas económicas a las mujeres para que tengan hijos y puedan reincorpor­arse rápidament­e al mercado de trabajo –de ahí esa insultante tasa de fecundidad de las francesas de 2,01 hijos por mujer–, mientras las alemanas son arrojadas fuera de la actividad laboral y empujadas a dedicarse durante dos o tres años a criar a su progenie, bajo la amenaza de ser señaladas en caso contrario como malas madres. Algo que en alemán tiene un apelativo mucho más cruel: Rabenmutte­r (madres cuervo).

Así que Alemania se ve obligada a echar mano de la inmigració­n –al menos 300.000 entradas anuales se estiman necesarias para mantener la población activa estable– y por eso se entiende un poco más que haya recibido inicialmen­te con los brazos abiertos a la enorme masa humana de refugiados sirios que cruzan los Balcanes en dirección a su país. En la vieja y envejecida Europa la previsible llegada de tres millones de personas entre el 2015 y el 2017 –son cálculos de la Comisión Europea–, lejos de ser una carga, puede contribuir a revitaliza­r la economía y aumentar el PIB entre un 0,2% y 0,3% adicional.

El sistema funciona así. El crecimient­o económico, ese que –como bien recuerda el economista francés Daniel Cohen en su libro La prosperida­d del vicio– ha permitido a millones de seres humanos alcanzar un nivel de bienestar impensable hace tan sólo tres siglos para la mayoría de la población mundial, necesita ser alimentado sin descanso. Para lo cual es fundamenta­l estabiliza­r e incluso incrementa­r –debido al aumento de la esperanza de vida– la fuerza productiva. Es decir, los habitantes. Que la Tierra pueda soportarlo durante mucho más tiempo es, sin embargo, discutible.

El envejecimi­ento de la población en Asia y Europa convierte la demografía en la gran amenaza económica

 ?? ZHANG PENG / GETTY ?? Mujeres de la población china de Xunpu, con unos bebés en el mercado de pescado
ZHANG PENG / GETTY Mujeres de la población china de Xunpu, con unos bebés en el mercado de pescado
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain