La alegre vida del abad
Escándalo en Italia por el despilfarro del exresponsable de la abadía de Montecassino
El deseo de Francisco de “una Iglesia pobre y para los pobres”, formulado nada más ser elegido papa, topa con resistencias estructurales y con las inevitables debilidades humanas. En pleno escándalo Vatileaks 2, que ha revelado cuán difíciles son de cambiar algunas conductas poco edificantes de la Santa Sede y de determinados altos prelados, el caso de presunta corrupción que sacude la abadía benedictina de Montecassino, una de las más famosas del mundo, vuelve a provocar estupor entre los fieles católicos.
Según las investigaciones de la fiscalía de Roma, que se han filtrado a la prensa italiana, monseñor Pietro Vittorelli, abad de Montecassino entre el 2008 y el 2013, llevó una vida de despilfarro, con lujos propios de un millonario, incompatibles con el puesto que ocupaba y con la ética que predica la Iglesia. Los fiscales ordenaron el embargo de bienes del prelado y de su hermano Massimo, su presunto cómplice, por valor de medio millón de euros. Contra ellos pesan las acusaciones de apropiación indebida y de posible lavado de dinero. Se han descubierto varios inmuebles a su nombre.
Los magistrados creen que el saqueo sistemático de los bienes de la abadía comenzó poco después de que Vittorelli fuera nombrado por Benedicto XVI como el abad número 191 en la historia de Montecassino. Para ello usó sus plenos poderes para disponer de los recursos del monasterio. Ya en noviembre del 2008 retiró 141.000 euros de la cuenta de la abadía en el Instituto para las Obras de Religión (IOR), la banca vaticana. En años sucesivos hubo otras retiradas de sustanciosos fondos, incluso pocos días antes de renunciar al cargo, por motivos de salud. Según la prensa italiana, Vittorelli utilizó en su provecho dinero recibido de los fieles –de la aportación voluntaria canalizada por el Estado a través de la declaración de la renta– y otras cantidades que debían ser destinadas a obras de caridad. La lista de dispendios de Vittorelli, su hermano y sus amigos es larga y no deja lugar a dudas. Se sospecha también que el exabad consumía cocaína y éxtasis.
Los fiscales tienen documentada la estancia en un hotel de lujo en Río de Janeiro que costó 23.090 euros y otros viajes, difícilmente justificables, a Londres, Chicago, Milán y otros destinos. Las facturas de los restaurantes eran abultadas, llegando a superar los 1.200 euros en el caso de un establecimiento de Roma. No se privaba de champán y ostras. También efectuaba compras en tiendas de ropa de lujo como Ferragamo, Prada y otras. Fueron los movimientos de dinero los que llamaron la atención de la Unidad de Información Financiera del Banco de Italia, la cual dio la voz de alarma. También el IOR comenzó a investigar.
En la moderna web –en italiano e inglés– de la abadía de Montecassino no aparecía ayer referencia alguna al escándalo. Los intentos de este diario por obtener una reacción fueron infructuosos. El monasterio, fundado por san Benito en el siglo VI y que fue totalmente destruido por los bombardeos aliados en una de las batallas más cruentas de la II Guerra Mundial, ofrece retiros espirituales y la celebración de matrimonios. Un espacio de la web se reserva a las donaciones, con todo tipo de facilidades para poder pagar con tarjeta de crédito. También se promete información “a quien deseara incluir a la comunidad monástica en el propio testamento”.
Pietro Vittorelli, investigado por apropiación de bienes, dormía en hoteles de lujo y comía ostras