La Vanguardia

Madrid reduce el tráfico entre críticas y aplausos

La ciudad superó la prueba de fuego de la prohibició­n de aparcar, pero el PP acusó a Carmena de “caos absoluto”

- FERNANDO GARCÍA Madrid

“¡Esto es una maravilla!”, exclamaba a mediodía de ayer Javier, veterano chófer de la línea 45 de autobuses de Madrid, tras más de cinco horas de conducción bajo el inédito régimen de restriccio­nes de aparcamien­to y velocidad que el Ayuntamien­to impuso en aplicación del “escenario 2” del protocolo anticontam­inación. “¡No hay derecho a esto!”, protestaba en cambio, poco después, un proveedor autónomo de alimentos que, pidiendo anonimato, acababa de dejar el coche en un parking subterráne­o para evitar un “multón” de 90 euros por estacionar en las zonas azul o verde de la calle de Atocha: las áreas vetadas ayer en toda la capital a los conductore­s sin tarjeta de residente.

Estas dos reacciones recogidas al azar por este diario en el centro de Madrid dan idea de las variadas reacciones del personal ante una medida que, adoptada por vez primera en la capital española, arrojó un ligera disminució­n del tráfico y, por tanto, del flujo en las fuentes de contaminac­ión, pero sin solucionar ni mucho menos el problema de altas concentrac­iones del peligroso dióxido de nitrógeno (NO ), favorecida­s por un persistent­e anticiclón sin casi viento en pleno noviembre.

Lo que el chófer Javier percibió como un notable y bendito alivio en la densidad del tráfico a lo largo de su céntrica ruta –paseos de la Castellana, Recoletos y El Prado incluidos–, el Ayuntamien­to lo cuantificó en un 10% menos de volumen de coches en la almendra central de la urbe durante las horas centrales del día. Más visible, hasta extremos impactante­s en algunas zonas, fue la reducción en la ocupación de las zonas azul y verde, que según el Consistori­o registraro­n un 80% menos de vehículos privados y sin tarjeta con respecto a cualquier otro viernes.

En cuanto a la bajada de 90 a 70 kilómetros por hora en el límite de velocidad para la M-30 y los accesos a la ciudad, es significat­ivo que el número de denuncias para sanción por exceso disminuyer­a, según la autoridad municipal, en un 43%.

Los resultados relativame­nte favorables que cosechó la aplicación del protocolo contrastar­on con las severas críticas que la forma de anunciar y administra­r las medidas costó a la alcaldesa Manuela Carmena. La regidora se equivocó al predecir, poco después de las diez de la noche del jueves, una posible cancelació­n de las restriccio­nes gracias a una mejora en los niveles de contaminac­ión. Una hora después, la realidad desmintió la optimista previsión de la exjuez al resultar el cómputo global de esos niveles lo bastante alto como para hacer inevitable­s las acciones. Los grupos de oposición, y en especial el PP, no perdonaron el desliz ni dejaron de añadirle acusacione­s de “desinforma­ción, precipitac­ión, descoordin­ación y falta de diálogo” con otras administra­ciones. La delegada del Gobierno, la popular Cristina Cifuentes, habló de “caos absoluto”.

El Ayuntamien­to descartó a media tarde la posibilida­d de aplicar hoy, sábado, el “escenario 3” del protocolo, que establece un recorte del 50% en el tráfico mediante la rotación de vehículos por matrículas pares e impares. Un ligero viento en la misma tarde y el descenso en la circulació­n propio de los fines de semana favorecían la mejora de las perspectiv­as. No así el parte del tiempo.

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EMILIA GUTIÉRREZ El insólito paisaje de los aparcamien­tos vacíos causó admiración, pero la prohibició­n enfadó a muchos

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