Madrid reduce el tráfico entre críticas y aplausos
La ciudad superó la prueba de fuego de la prohibición de aparcar, pero el PP acusó a Carmena de “caos absoluto”
“¡Esto es una maravilla!”, exclamaba a mediodía de ayer Javier, veterano chófer de la línea 45 de autobuses de Madrid, tras más de cinco horas de conducción bajo el inédito régimen de restricciones de aparcamiento y velocidad que el Ayuntamiento impuso en aplicación del “escenario 2” del protocolo anticontaminación. “¡No hay derecho a esto!”, protestaba en cambio, poco después, un proveedor autónomo de alimentos que, pidiendo anonimato, acababa de dejar el coche en un parking subterráneo para evitar un “multón” de 90 euros por estacionar en las zonas azul o verde de la calle de Atocha: las áreas vetadas ayer en toda la capital a los conductores sin tarjeta de residente.
Estas dos reacciones recogidas al azar por este diario en el centro de Madrid dan idea de las variadas reacciones del personal ante una medida que, adoptada por vez primera en la capital española, arrojó un ligera disminución del tráfico y, por tanto, del flujo en las fuentes de contaminación, pero sin solucionar ni mucho menos el problema de altas concentraciones del peligroso dióxido de nitrógeno (NO ), favorecidas por un persistente anticiclón sin casi viento en pleno noviembre.
Lo que el chófer Javier percibió como un notable y bendito alivio en la densidad del tráfico a lo largo de su céntrica ruta –paseos de la Castellana, Recoletos y El Prado incluidos–, el Ayuntamiento lo cuantificó en un 10% menos de volumen de coches en la almendra central de la urbe durante las horas centrales del día. Más visible, hasta extremos impactantes en algunas zonas, fue la reducción en la ocupación de las zonas azul y verde, que según el Consistorio registraron un 80% menos de vehículos privados y sin tarjeta con respecto a cualquier otro viernes.
En cuanto a la bajada de 90 a 70 kilómetros por hora en el límite de velocidad para la M-30 y los accesos a la ciudad, es significativo que el número de denuncias para sanción por exceso disminuyera, según la autoridad municipal, en un 43%.
Los resultados relativamente favorables que cosechó la aplicación del protocolo contrastaron con las severas críticas que la forma de anunciar y administrar las medidas costó a la alcaldesa Manuela Carmena. La regidora se equivocó al predecir, poco después de las diez de la noche del jueves, una posible cancelación de las restricciones gracias a una mejora en los niveles de contaminación. Una hora después, la realidad desmintió la optimista previsión de la exjuez al resultar el cómputo global de esos niveles lo bastante alto como para hacer inevitables las acciones. Los grupos de oposición, y en especial el PP, no perdonaron el desliz ni dejaron de añadirle acusaciones de “desinformación, precipitación, descoordinación y falta de diálogo” con otras administraciones. La delegada del Gobierno, la popular Cristina Cifuentes, habló de “caos absoluto”.
El Ayuntamiento descartó a media tarde la posibilidad de aplicar hoy, sábado, el “escenario 3” del protocolo, que establece un recorte del 50% en el tráfico mediante la rotación de vehículos por matrículas pares e impares. Un ligero viento en la misma tarde y el descenso en la circulación propio de los fines de semana favorecían la mejora de las perspectivas. No así el parte del tiempo.