La Vanguardia

Ay, María Antonia

- Màrius Serra

El martes me hice eco en una columna (“Aritmética no parlamenta­ria”) de una expresión fascinante que acababa de documentar en Sant Quintí de Mediona para la sección de “Paraules en ruta” que hacemos en el programa Divendres de TV3: “ser un trenta-deu”. Los quintinens­es la usan para designar a alguien irresponsa­ble. De hecho, la expresión completa que sueltan cuando alguien se despista o no cumple una responsabi­lidad adquirida es “trenta-deu Maria Antònia”. Ya lo había oído en Sant Sadurní d’Anoia i luego me recordaron que también en Gelida. Pero nunca nadie ha sabido concretarm­e de dónde diantre provienen los elementos que componen el dicho, ni el 30-10 ni la señora María Antonia. Ya lo había consultado en diversas fuentes, tanto populares como académicas, sin obtener respuesta, pero ha sido publicarlo aquí en La Vanguardia y me han empezado a llover explicacio­nes. Al día siguiente de salir el runrún, es decir, el miércoles 11 del mes 11 (glorioso día mundial de los solteros chinos), el señor Enric Carafí Morera de Gelida ampliaba el dicho desde la sección de Cartas de los Lectores con un ripio que la deja así: “Trenta-deu Maria Antònia, i al darrere tanca la porta i llença la clau”. El sentido que el señor Carafí le da es el mismo: “Refiriéndo­se a gente de poco crédito o que no rige mentalment­e”.

Otros lectores me escriben desde Sant Sadurní d’Anoia para subrayar que allí es una expresión muy arraigada, pero que nunca la oyeron en ningún otro lugar. Sólo Montserrat Martí aventura una hipótesis onomástica. Según un familiar suyo el dicho remite a “una francesa llamada María Antonieta que estaba un poco chiflada y siempre hacía lo que le daba la gana”. Como la Teresa de Ovidi Montllor, pero en el Alt Penedès. Resulta inevitable pensar en la esposa de Luís XVI de Francia, la reina María Antonieta, frívola y caprichosa, que acabó ejecutada en la guillotina el 16 de octubre de 1793 por su mala cabeza. Es muy aventurado conjeturar que el dicho se remonte al siglo XVIII, pero ciertament­e la fama de la reina María Antonieta trascendió la convulsa época histórica que le tocó vivir y se proyectó a la posteridad. Tal vez sí que los introducto­res del méthode champenois­e en Catalunya podían tener en mente el nombre de María Antonieta como sinónimo de mercachifl­e y zascandila. De hecho, el champán francés entra en nuestro país en la década de los 1820, con la ocupación de los Cien Mil Hijos de San Luís, y el primer champán catalán se presentó en la Exposición Universal de París en 1867. En cuanto a la extraña combinació­n aritmética del 30-10, la explicació­n es más simple. Muchos niños cuando no saben contar pasan del veintinuev­e al veintidiez o del treinta y nueve al treinta y diez (y al treinta y once, treinta y doce), para mantener viva la ilusión falaz de la juventud perpetua incluso cuando ya llegamos a todas partes “a quarts de 15” y provocan comentario­s del tipo “trenta-deu Maria Antònia!”

El síndrome Peter Pan de los cuarentone­s que se resisten a serlo les hace decir que tienen treinta y diez años

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