Ejecutivos del rentable negocio de balas y caramelos
BOBBY KOTICK Y RICCARDO ZACCONI SON LOS EMPRESARIOS DETRÁS DE LOS DOS VIDEOJUEGOS DE MÁS ÉXITO DE LOS ÚLTIMOS AÑOS, ‘CALL OF DUTY’ Y ‘CANDY CRUSH SAGA’
Aunque no dejen de ser virtuales, hasta hace unos días nadie hubiese pensado que balas y caramelos podrían ser el producto más exitoso de una misma empresa, pero lo cierto es que cuando se trata de negocios todo es posible. Fue el pasado 2 de noviembre cuando Activision Blizzard, la multinacional responsable del popular videojuego bélico Call of duty, sorprendió con una de las adquisiciones más sonadas que ha vivido la industria del entretenimiento en los últimos años: la compra por 5.350 millones de euros de King Digital Entertainment, la compañía detrás del exitoso título para móviles Candy crush saga. Más allá de esa rimbombante cifra –por encima de lo que Disney pagó por los derechos de Star
Wars– esta operación ha dado lugar al conglomerado empresarial más grande que jamás ha existido en el mundo del ocio electrónico, un acuerdo que empezó a fraguarse hace tres años, mientras Bobby Kotick y Riccardo Zacconi compartían mesa en un restaurante de Santa Mónica (Los Ángeles).
Guiados por el mismo instinto y enfundados en trajes de ejecutivo, los consejeros delegados de Activison Blizzard y King, respectivamente, se alejan bastante de esa imagen estereotipada del creador de videojuegos que aún hoy persiste en el imaginario colectivo. No obstante, eso no implica que sus trayectorias profesionales hayan sido las de grises hombres de negocios. Para llegar a ese encuentro que años más tarde ha dado lugar a un gigante del entretenimiento con 547 millones de usuarios activos al mes, Kotick y Zacconi decidieron apuntar siempre lo más alto posible, algo que los ha llevado a ser adorados por los accionistas, pero también a ganarse la antipatía de parte de la propia industria y de sus aficionados.
A pesar de ser conocido por su carrera como empresario, Bobby Kotick (Nueva York, 1963) dio sus primeros pasos como desarrollador. Fue en 1983, mientras estudiaba arte y literatura en la Universidad de Michigan, cuando decidió convertir su afición por los videojuegos en un medio para ganarse la vida. Sus inicios no fueron otros que los de un programador dispuesto a crear y vender software para el ordenador personal Apple II. El propio Steve Jobs rechazó de forma contundente uno de sus productos, pero eso no hizo que se rindiera y siguiera buscando financiación, algo que logró gracias al mecenazgo que le proporcionó el magnate de los casinos Steve Wynn. Gracias a este respaldo, aquel veinteañero podría seguir probando suerte, ya fuera trabajando para su futuro competidor Electronic
Ambos empresarios son poseedores de fortunas millonarias que aumentan exponencialmente
Arts o, incluso, intentando adquirir la conocida empresa de microordenadores Commodore. Pero no fue hasta 1990 que se hizo con las riendas de Activision, la editora fundada a finales de los años setenta y famosa por sus títulos para la primera gran videoconsola doméstica, la Atari 2600.
Kotick no tan sólo consiguió resucitar una empresa cargada de deudas, sino que logró que Activision se convirtiera en una multinacional que hoy en día da trabajo a más de 7.500 personas. Gran parte de su éxito fue la adquisición de talento y alianzas con otros estudios, pero también fue crucial su estrategia centrada en desarrollar propiedades intelectuales de éxito, como el juego musical Guitar hero, o el título de rol en línea World of warcraft.
En el caso de Riccardo Zacconi (Roma, 1967), sus inicios no se encuentran tanto en el mundo del videojuego como en el boom de internet a mediados de los noventa. Después de su paso por la Universidad LUISS Guido Carli, donde se graduó en Económicas en 1993, se trasladó a Alemania para trabajar durante ocho años como consultor en varias empresas. A continuación, dio el salto a Londres para seguir involucrado en otras aventuras empresariales en plena burbuja puntocom, como el servicio de citas online uDate, del que sería vicepresidente hasta su fusión con el conocido portal Match.com. No fue hasta el 2003 cuando se convirtió en uno de los cofundadores de King Digital Entertainment, una compañía que empezaría ofreciendo sencillos videojuegos para navegador, pero que acabaría triunfando en los dispositivos móviles. Hoy en día King tiene 1.500 empleados, y aunque su sede está en Londres, tiene en Barcelona su centro creativo más grande, con medio millar de empleados. Después de 25 años como director ejecutivo de Activision, Kotick no es sólo una de las personas que más años ha ocupado este cargo en una empresa tecnológica, sino también una de las mejor pagadas de EE.UU. En el 2012 su sueldo ascendió a los 60 millones de euros, algo a lo habría que sumar el valor de su importante participación en la compañía, que ha llegado a superar los 2.000 millones de euros. Lo mismo puede decirse de Zacconi, cuyas acciones en King han llegado a estar valoradas en casi 500 millones de euros. De hecho, recientemente pasó a formar parte del selecto club de las mil personas más ricas del Reino Unido.
Pero más allá de la fortuna en los negocios, ambos empresarios también han tenido que afrontar momentos difíciles al frente de sus respectivas corporaciones. Kotick se convirtió hace unos años en la diana de muchas burlas en internet, en gran parte por sus declaraciones mediáticas sacadas de contexto, pero también por apostar casi exclusivamente por un sistema de producción que favorecía la explotación de franquicias de éxito en detrimento de arriesgar con apuestas más creativas. Lo mismo ocurrió con Zacconi y toda la polémica alrededor de las acusaciones de plagio que siempre han salpicado a los juegos de su compañía. Y es que a nadie se le escapa que Candy crush podría ser considerado otro de los muchos clones del conocido juego de puzles estilo Match-3 creado originalmente por el programador ruso Eugene Alemzhi. La cosa se hubiera quedado en algo anecdótico si King no hubiera iniciado una batalla legal contra creadores independientes en su afán por patentar las palabras
candy y saga, algo a lo que el propio Zacconi tuvo que responder, y con lo que su empresa se ganó la enemistad de gran parte de los pequeños estudios.
Después de la compra de King por parte de Activison Blizzard, solamente el gigante del videojuego chino Tencent se antepone a los planes de Bobby Kotick y Riccardo Zacconi de convertirse en la mayor empresa de entretenimiento del mundo. En la nueva estructura ambos ejecutivos mantendrán sus respectivos cargos, pero todo parece indicar que sus objetivos serán muy diferentes. Mientras Kotick ha declarado en varias ocasiones su interés en entrar en el mundo de los e-sports y el cine, algo que podría llevar a su serie Call of duty a la gran pantalla, Zacconi deberá demostrar que es posible repetir el éxito de
Candy crush con otro videojuego. Mientras tanto, millones de jugadores en todo el mundo seguirán disparando balas y alineando caramelos.