La Vanguardia

Abades y profetas

- ARTURO SAN AGUSTÍN

Esta semana he estado en el monasterio de Santa María de Poblet. Una amiga romana está escribiend­o una serie de reportajes sobre Catalunya y pensé que este país se entiende mucho mejor en Poblet que en el actual Parlament. Además, mi amiga es lectora asidua de Dante y, entre el Paraíso y sus nueve cielos que imaginó el poeta florentino y el que el lunes inventó, patéticame­nte, Artur Mas, prefiere el del poeta. Es mucho más creíble.

Para mí, Poblet es la historia y su nuevo órgano mientras suena el Gran diálogo en do mayor de Louis Marchand. Y es Montserrat Catalan, la directora del archivo del expresiden­te de la Generalita­t, Josep Tarradella­s, ubicado en el Palau de l’Abat. Y es también un monje, el padre Miró, ciclista y experto en tomates. Y el abad Josep Alegre, discreto y buen pastor, con quien he compartido alguna comida y a quien saludé hace poco en Barcelona. Fue después de la presentaci­ón de L’exili 2 (1954-1977), cuarto volumen de los documentos del archivo Tarradella­s. Documentos que demuestran que el historiado­r Jaume Vicens Vives siempre sospechó que “Jordi Pujol era un intolerant­e y un fanático.” O sea, que Tarradella­s, obsesionad­o por “el trío Montserrat, Òmnium Cultural y Banca Catalana”, supo ver a tiempo cómo acabaría esa banca, pero no acertó con Jordi Pujol. En otras muchas cosas, así lo demuestran los nuevos documentos, fue profético.

Mientras paseaba con mi amiga por la plaza Mayor del monasterio de Poblet recordaba algunas de las cosas que se dijeron en la presentaci­ón de ese nuevo volumen de documentos. Se habló, por ejemplo, de la dignidad de Tarradella­s. Y escuchando al historiado­r Carles Santacana eras muy consciente de que hubo un tiempo, no muy lejano, en que la política no era esta ópera bufa que actualment­e sufrimos, protagoniz­ada por ese disparate, aparenteme­nte atolondrad­o y satisfecho, llamado Carme Forcadell, que desde su presidenci­a ha dinamitado el Parlament. Escuchando a Santacana recordabas que en un tiempo, no muy lejano, los políticos, por ejemplo, Josep Maria Bricall, eran cultos, preparados, sensatos. De modo que cuando, en aquellos tiempos, Tarradella­s hablaba con el entonces abad de Poblet, Mauro Esteve, este le pedía dinero para las gallinas, el cimborrio y las paredes y el entonces presidente de la Generalita­t le respondía que intentaría ayudarlo. Cosa que hizo. Lo que demuestra que Josep Tarradella­s era un político, y quizá un estadista, y el abad, un abad, es decir, un cura. Y no digo monje, aunque lo fuera, porque yo siempre he visto más monje al abad Alegre que al abad Esteve.

El abad de Poblet, Josep Alegre, que pronto dejará de serlo, es poco conocido. Lo que quiero decir es que sólo lo conocen aquellos, muchos, que han acudido y acuden a él buscando una palabra amiga y un cierto consuelo. Por eso no me lo imagino apostado en la barcelones­a calle del Bisbe, armado con una pistola con silenciado­r o con un trabuco, y esperando la llegada del nuevo arzobispo de Barcelona, Juan José Omella. Porque en la lista de enemigos, además del Gobierno de España, la Unión Europea y la UEFA, algunos catalanes católicos ahora acaban de añadir el Vaticano por imponerles un arzobispo aragonés.

A mi amiga italiana, el Vaticano no le es ajeno. Uno de sus tíos es un muy influyente cardenal. Por eso le conté que, en cierta ocasión, para hablar de Catalunya, medié entre un jesuita, que entonces trabajaba para el Vaticano, y un conseller del llamado tripartito. El resultado fue que aquel jesuita, en vez de ser recibido, tal como se acordó, por el conseller, lo fue por un subordinad­o que lo primero y casi lo único que le dijo fue: “Yo sólo entiendo de deporte”. Lo de ERC, lo sabía muy bien Tarradella­s, nunca ha sido la finezza. La prueba es que, en otra ocasión, un cardenal recibió en el Vaticano a varios políticos catalanes.

De repente, a uno de ellos, también de ERC, le dio la risa y dijo: “Perdone, cardenal, pero es que me estoy acordando de mi padre. Fue uno de los que más iglesias incendió durante la guerra civil española”. Los de la CUP, esos expertos en montar el pollo, un buen pollo, están, pues, mejorando la imagen de ERC.

El abad Josep Alegre quizá sigue ignorando que cuando cierto importante personaje vaticano visitó y pernoctó inesperada­mente en Poblet lo hizo pensando en que estaba ya próxima la jubilación del arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach. Alguien le había hablado muy bien del abad Josep Alegre, que tiene mucho del mejor Francisco. El Papa, claro.

josep alegre Al abad de Poblet sólo lo conocen aquellos que acuden a él buscando una palabra amiga y un cierto consuelo

 ?? . ?? El abad de Poblet Mauro Esteve y el presidente de la Generalita­t Josep Tarradella­s en 1983
. El abad de Poblet Mauro Esteve y el presidente de la Generalita­t Josep Tarradella­s en 1983
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain