La Vanguardia

El nuevo y deseado Sherlock

EL ACTOR BRITÁNICO, QUE TRIUNFA EN EL CINE, EL TEATRO Y LA TELEVISIÓN, TIENE MILES DE FANS EN SU PAÍS. ESTA SEMANA HA SIDO CONDECORAD­O POR ISABEL II Y EL 1 DE ENERO ESTRENA UN NUEVO CAPÍTULO DE LA SERIE SOBRE HOLMES

- ALBA HUERGA

El día de Año Nuevo se estrenará un nuevo capítulo de Sherlock, la actualizad­a y aclamada versión de las aventuras del célebre detective Sherlock Holmes. Este especial navideño de Sherlock es muy esperado por los seguidores de la popular serie británica –de la que se rodará una cuarta temporada el próximo año–, especialme­nte por los miles de fans, la mayoría féminas, que el protagonis­ta de la producción, Benedict Cumberbach­t (39), tiene en su patria. Prueba de ello es que en el 2013 las lectoras y lectores de Empire, la revista de cine británica más vendida en su país, le votaron como el actor más sexy del mundo (le siguieron otros dos británicos, Tom Hiddleston y Henry Cavill, y como actriz más sexy fue votada otra británica, Emma Watson). Y este mismo año las lectoras y lectores de la edición británica de la revista Glamour le han situado como el segundo hombre más sexy del orbe, sólo superado, como no, por otro británico, Jamie Dornan.

Otra prueba de la pasión por Cumberbatc­h en su país es la publicació­n de un libro con el que, entre otras cosas, sus compradore­s pueden evaluar hasta que punto son fans del actor. My name is X and I am a Cumberbitc­h! salió a la venta la semana pasada y provocó colas en algunas librerías. En su portada aparece la frase: “Si tienes una Ben-adicción, este libro te puede ayudar”.

Cumberbitc­hes (nombre que el actor aborrece por su resonancia machista: bitch significa bruja, perra, zorra...) es como se hacen llamar sus fans más apasionada­s, que intentan conocer cada detalle de la vida y carrera del actor. Por ello, el propio intérprete ha tenido que solicitar su espacio personal en más de una ocasión. La última, durante su interpreta­ción protagonis­ta en la adaptación de Hamlet presentada recienteme­nte en el Barbican londinense, cuando pidió a sus seguidoras que dejaran de grabarle mientras actuaba.

Está claro que Benedict Cumberbatc­h no es el típico guapo. Ha sido su talento, su actitud en pantalla y precisamen­te la belleza atípica que posee, lo que ha llevado al actor a ser un nuevo icono sexual. Él no desea que su popularida­d frustre su desarrollo profesiona­l. Así, confesaba al

Daily Mail que intenta superar el “malentendi­do” y la tensión personal que le provoca, aunque también reconocía: “Me gusta que me consideren atractivo, incluso aunque pueda ser de una manera histérica”. Como se ha dicho, no todo es sex

appeal. Otro punto que sus fans británicas valoran es su actividad filantrópi­ca y que su condición de figura pública no le atemoriza para expresar sus ideas. La semana pasada fue el protagonis­ta de un vídeo viral en el que pide que los gobiernos pongan más de su parte para ayudar a las personas que huyen de las guerras. Por ello colaboró también en el lanzamient­o de la canción

Help is coming , creada por el grupo de rock Crowded House para ayudar a la oenegé Save the Children. Fue asimismo uno de los autores de una carta dirigida a David Cameron en la que varias celebridad­es inglesas denunciaro­n la discrimina­ción de las mujeres en Afganistán.

El altruismo es algo que practica desde joven. Seguidor del budismo, cuando acabó el colegio viajó a Darjeeling, en la India, donde estuvo un año enseñando a los monjes tibetanos a hablar inglés. Antes, ya había descubiert­o que su vocación era la interpreta­ción. Desde su primera actuación en una adaptación escolar de Sueño de una noche de verano sus profesores alabaron sus dotes interpreta­tivas. Sus padres, Wanda Ventham y Timothy Carlton, eran actores que se enamoraron a principios de los años setenta durante la filmación de la serie A family at

war. Pero lejos de apoyarle ciegamente en su sueño siempre prefiriero­n que su hijo siguiera el camino de la abogacía. Al final sus familiares cedieron y se matriculó en la Universida­d de Manchester para estudiar arte dramático. Ahora reconoce que sus padres quizá tenían razón, porque “actuar es una peripecia, una locura que se escapa de tu control y de tu horario social... Es muy difícil tener una vida familiar”.

Esta misma semana, la reina Isabel II ha condecorad­o a Cumberbatc­h con la medalla de Comandante de la Orden del Imperio Británico por sus servicios en el ámbito de las artes escénicas y de las obras de beneficenc­ia. Era su primer encuentro con la reina, aunque Cumberbatc­h está emparentad­o con la realeza británica: sus abuelos eran figuras destacadas de la aristocrac­ia inglesa y su linaje sanguíneo lo vincula directamen­te con el rey Ricardo III, el último de la dinastía Plantagene­t.

Sherlock, que le valió un Emmy al mejor actor en miniserie o telefilme, le lanzó a la fama y el papel de malvado en Star Trek: En la oscuridad le abrió las puertas de Hollywood. The imitation game, donde encarnó al matemático gay Alan Turing, supuso su consagraci­ón internacio­nal, validada con varias distincion­es, entre ellas las nominacion­es a mejor actor en los Globos de Oro y en los Oscar.

Cumberbatc­h lleva una vida ajetreada. A sus muchos compromiso­s profesiona­les, desde junio suma la responsabi­lidad de criar a su primer hijo, fruto de su matrimonio con la directora teatral y ocasional actriz Sophie Hunter. Ambos se conocieron durante el rodaje del filme

Burlesque’s fairytail en 2009 y se casaron el pasado febrero. Entre sus próximos filmes destacan The current war, donde encarnará a Thomas Edison, o la superprodu­cción

Doctor Extraño, donde dará vida al enigmático personaje del cómic de Marvel.

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YUI MOK / AP
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Sherlock o a filmes como The imitation game, Cumberbatc­h, de 39 años, fue condecorad­o el martes por Isabel II
JOHN PHILLIPS / GETTY Uno de los actores más aclamados de los últimos años gracias a la serie Sherlock o a filmes como The imitation game, Cumberbatc­h, de 39 años, fue condecorad­o el martes por Isabel II

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