La adicta de la vida virtual
LA CÉLEBRE INSTAGRAMER HA DECIDIDO ABANDONAR LAS REDES SOCIALES DENUNCIANDO UNA VIDA LLENA DE ARTIFICIOS Y RECONOCIENDO SU OBSESIÓN POR GUSTAR A TODOS
Todo parecía idílico. Un cuerpo de escándalo acompañado siempre con una sonrisa de oreja a oreja, que relataba a través de las redes sociales una vida apasionante. Una chica contándonos, de la forma más natural posible, su vida de ensueño. Pero nada es lo que parece. La joven modelo australiana Essena O’Neill, de 19 años, ha confesado que detrás de sus muy populares imágenes en Instagram había muchas capas de maquillajes o retoques fotográficos, además de largas horas de poses y disparos para conseguir la instantánea que le gustara. Muchos de sus muy seguidos posts fueron contratados por empresas, las cuales le pagaban para que promocionara sus productos. “Ganaba 1.300 euros fácilmente por un post”, ha manifestado la joven.
Ahora reconoce que detrás de sus fotos no había nada de natural, todo era una mentira constante para llegar a gustar a las marcas y sus seguidores. Era un bucle, que no la dejaba ser ella misma. Detrás de cada publicación había muchas horas estudiando cual era la mejor fórmula para autopromocionarse.
Cuando tenía 12 años, Essena O’Neill soñaba con llegar a ser modelo y triunfar en las pasarelas de todo el mundo. A los 16 años las agencias de modelos se fijaron en ella. En realidad se fijaron en sus redes sociales y la gran cantidad de seguidores que tenía. A sus 19 años esta australiana se había convertido en toda una it girl, una referencia entre las chicas más jóvenes.
Había cumplido su sueño, pero lo que siempre había querido ser no la hacía feliz. Vivía obsesionada en gustar a los demás. Su vida eran las redes sociales. Ahora ha decidido terminar con todo esto y empezar una nueva vida lejos de Instagram. Pretende cambiar las reglas del juego y reflexionar sobre la sociedad que estamos construyendo alrededor de las nuevas tecnologías. “Cuando dejas que los números te definan, estás dejando que te defina algo irreal. Todo lo que hacía durante el día estaba enfocado a ser la chica perfecta de cara el mundo on line”, confiesa.
El pasado 27 de octubre, O’Neill decidió hacer pública su realidad. Se había convertido en una adicta a las redes sociales, vivía para conseguir más seguidores, más likes… Buscaba siempre la aprobación social para poder lograr finalmente el estatus soñado. Estaba obsesionada con su aspecto físico. “Las redes tal como yo las utilizaba no eran reales. Las fotografías eran forzadas y los vídeos, editados”.
Para desintoxicarse decidió borrar más de 2.000 fotografías de sus cuentas y modificó la descripción de 96 más para explicar lo que realmente había detrás de sus fotos. En una fotografía en la que aparecía tomando el sol, O’Neill había escrito anteriormente: “Las cosas se están poniendo salvajes en mi casa. Matemáticas e inglés bajo el sol”. Ahora ha explicado que ese día fue a la playa únicamente para hacerse esa foto, no se llevó ningún libro para estudiar. Una compañía de trajes de baño le había contratado para promocionar su bikini y necesitaba hacer una foto tomando el sol. Además añade que lo que parecía una postura natural no lo era. “Estómago contenido, postura estratégica, pechos hacia arriba. Sólo quiero que las chicas más jóvenes sepan que esta no es la vida real. Es la perfección artificial hecha para llamar la atención”.
Veinticuatro horas después la modelo decidió borrar todos sus perfiles públicos. Pero sus 712.000 seguidores en Instagram no se han quedado huérfanos. O’Neill ha desaparecido de las redes sociales, pero no de internet. La modelo ha abierto una nueva página web, Letsbegamechangers (vamos a cambiar el juego), donde cuelga sus vídeos para concienciar a la sociedad de los riesgos que tienen las nuevas tecnologías. Quiere cambiar la forma que tenemos de relacionarnos con ellas. “Quiero que esta web sirva para difundir mensajes de una nueva era sobre la vida consciente, la adicción a las nuevas tecnologías y reducir al mínimo la cultura de la celebridad”. Además, añade que quiere promover los principios del veganismo, el cuidado medioambiental o la salud mental y física.
O’Neill no esperaba este revuelo mediático con sus declaraciones y afirma no sentirse identificada con la historia que han contando los medios de comunicación. Ella no culpa a las redes sociales de todos sus problemas, simplemente habla sobre una realidad desconocida detrás de una vida constantemente editada. Pide que no nos fijemos en su historia personal sino que se reflexione más sobre la sociedad que estamos construyendo y los problemas que nos están provocando las nuevas tecnologías.
Curiosamente este alegato en contra le ha servido para conseguir ampliar sus seguidores. Gracias a esta crítica se ha dado a conocer a todo el mundo. Aunque la mayoría de sus fans la apoyan, hay otro sector que no se la termina de creer. Piensan que detrás de estas declaraciones sólo hay otra campaña más para auto promocionarse. Sólo el tiempo nos lo dirá.
A sus 19 años se había convertido en toda una ‘it girl’, una referencia entre las chicas más jóvenes
Ahora pretende combatir la cultura de la celebridad y la adicción a las nuevas tecnologías