A la derecha de Albiol
Es habitual que el presidente de cualquier grupo se siente en el escaño más próximo al pasillo del hemiciclo en el Parlament. Escoja usted el motivo por el que Anna Gabriel, número dos de la candidatura de la CUP, puede ocupar aquella butaca en vez del cabeza de lista cupero, Antonio Baños: porque en la CUP no hay líderes; porque, en un acto deliberadamente provocador, le permiten estar casi junto a la antítesis ideológica que representa Xavier Garcia Albiol, a quien mira de reojo y señala con el dedo; o porque es ella quien manda.
Probablemente las tres razones sean ciertas. De ella dicen que no tiene afán de protagonismo, pero nadie puede negar, ni siquiera los suyos, que Gabriel lleva la sartén por el mango.
Le gusta estar en todas: negociando cara a cara con Artur Mas –ya sea en el Palau o en secreto–, en las reuniones de la Mesa y la Junta del Parlament, en las conferencias políticas. Quizás fruto de este afán cometió el error primero de poner sobre la mesa negociadora con Junts pel Sí, y después airear públicamente, la ya famosa propuesta de la “presidencia coral” a la suiza sin tener el consenso del aparato directivo de la CUP.
Blanda en el trato humano y de sonrisa amable, usa el lenguaje oficioso de la CUP de hablar en femenino como neutro. Pero durísima e intransigente política-
mente, Anna Gabriel va de cara. Su estilo es directo y sin rodeos, a veces socarrón, con una alta dosis de desconfianza hacia los medios de comunicación: “Disculpen las molestias, estamos construyendo una nueva república”, lanzó ante todos ellos el 8 de octubre desde la conferencia política que puso fin al autoimpuesto “aplazamiento comunicativo”, medios de comunicación a los que los cuperos acusaban de ser corresponsables de “presionarlos injustamente”.
De tradición anarquista, la portavoz de la CUP en el Parlament sindicalmente milita en la CGT. También es miembro de Endavant, una de las familias más influyentes dentro de la formación y organización marcadamente marxista, feminista, anticapitalista, que apuesta fuertemente y descaradamente por el municipalismo y que aspira a ser el gran aparato de la izquierda alternativa independentista que ahora mismo es la CUP.
Según el Centro de Estudios de Opinión, Gabriel ha tomado el relevo de David Fernàndez y es ahora la política mejor valorada de los diputados del Parlament con una nota de 5,82, aunque también es la menos conocida, con un 25,2%.
Baños se ha hartado de asegurar que la CUP no haría descarrilar el proceso; Gabriel le da una vuelta de tuerca más y no descarta esta posibilidad al afirmar que Junts pel Sí “tendrá que dar explicaciones si hacen descarrilar el proceso poniendo a Mas al frente”. Por si sirve de ayuda, conviene que sepa que al lado del bar del Parlament hay una horrible estantería de aluminio de intercambio de libros donde alguien ha dejado varios VHS sobre trenes.
Le gusta estar en todas: cara a cara con Mas, en las reuniones del Parlament y las conferencias políticas