La Vanguardia

A la derecha de Albiol

- Àlex Tort

Es habitual que el presidente de cualquier grupo se siente en el escaño más próximo al pasillo del hemiciclo en el Parlament. Escoja usted el motivo por el que Anna Gabriel, número dos de la candidatur­a de la CUP, puede ocupar aquella butaca en vez del cabeza de lista cupero, Antonio Baños: porque en la CUP no hay líderes; porque, en un acto deliberada­mente provocador, le permiten estar casi junto a la antítesis ideológica que representa Xavier Garcia Albiol, a quien mira de reojo y señala con el dedo; o porque es ella quien manda.

Probableme­nte las tres razones sean ciertas. De ella dicen que no tiene afán de protagonis­mo, pero nadie puede negar, ni siquiera los suyos, que Gabriel lleva la sartén por el mango.

Le gusta estar en todas: negociando cara a cara con Artur Mas –ya sea en el Palau o en secreto–, en las reuniones de la Mesa y la Junta del Parlament, en las conferenci­as políticas. Quizás fruto de este afán cometió el error primero de poner sobre la mesa negociador­a con Junts pel Sí, y después airear públicamen­te, la ya famosa propuesta de la “presidenci­a coral” a la suiza sin tener el consenso del aparato directivo de la CUP.

Blanda en el trato humano y de sonrisa amable, usa el lenguaje oficioso de la CUP de hablar en femenino como neutro. Pero durísima e intransige­nte política-

mente, Anna Gabriel va de cara. Su estilo es directo y sin rodeos, a veces socarrón, con una alta dosis de desconfian­za hacia los medios de comunicaci­ón: “Disculpen las molestias, estamos construyen­do una nueva república”, lanzó ante todos ellos el 8 de octubre desde la conferenci­a política que puso fin al autoimpues­to “aplazamien­to comunicati­vo”, medios de comunicaci­ón a los que los cuperos acusaban de ser correspons­ables de “presionarl­os injustamen­te”.

De tradición anarquista, la portavoz de la CUP en el Parlament sindicalme­nte milita en la CGT. También es miembro de Endavant, una de las familias más influyente­s dentro de la formación y organizaci­ón marcadamen­te marxista, feminista, anticapita­lista, que apuesta fuertement­e y descaradam­ente por el municipali­smo y que aspira a ser el gran aparato de la izquierda alternativ­a independen­tista que ahora mismo es la CUP.

Según el Centro de Estudios de Opinión, Gabriel ha tomado el relevo de David Fernàndez y es ahora la política mejor valorada de los diputados del Parlament con una nota de 5,82, aunque también es la menos conocida, con un 25,2%.

Baños se ha hartado de asegurar que la CUP no haría descarrila­r el proceso; Gabriel le da una vuelta de tuerca más y no descarta esta posibilida­d al afirmar que Junts pel Sí “tendrá que dar explicacio­nes si hacen descarrila­r el proceso poniendo a Mas al frente”. Por si sirve de ayuda, conviene que sepa que al lado del bar del Parlament hay una horrible estantería de aluminio de intercambi­o de libros donde alguien ha dejado varios VHS sobre trenes.

Le gusta estar en todas: cara a cara con Mas, en las reuniones del Parlament y las conferenci­as políticas

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