Julia, ¿‘made in China’?
Imaginen que les presento a Julia, una chica de largos cabellos dorados y ojos grandes de color mar. Bronceada, pues está recién llegada de unos días en las islas griegas. Imaginen que les digo que Julia es china. ¿A que les parecería extraño? Parece que una chica china debería llamarse Li y tener los ojos pequeños y oscuros, el cabello negro y la tez blanca.
China representa el 15% del PIB mundial y ha sido responsable de la mitad del crecimiento mundial en la última década. Si China crece, contagia, si decrece, también. La mayoría de países emergentes (gran parte de América Latina, Malasia, Rusia…) basan su crecimiento en la exportación de alguna materia prima. Si el principal comprador, China, reduce su demanda, ello provoca reducciones de precios y crisis en estos países. La amenaza de que ello también afecte a Japón, EE.UU. y Europa ha conducido a las tensiones bursátiles. ¿Cuánto de esto afecta a España? Directamente poco, porque China no es un cliente importante ni para nuestras exportaciones ni para nuestro turismo, pero indirectamente mucho porque sí lo son América Latina y Europa. Además, la menor demanda de China acrecienta los riesgos de deflación y las caídas bursátiles afectan al consumo, que es el gran motor de la economía de los países desarrollados en este momento. Con Europa estancada, confusa y pendiente del país donde Julia pasó las vacaciones, sólo Estados Unidos puede ser el nuevo motor del mundo. Aunque lo tiene difícil mientras no se desendeude.
¿Y por qué China dejó de crecer? Porque su modelo de crecimiento se basa en la inversión (carreteras, ferrocarriles o vivienda) y como toda economía que alcanza un grado de madurez suficiente ha de cambiarlo por otro basado en el consumo de las familias. Ese modelo basado en inversión ha provocado una burbuja del crédito que se ha trasladado a la bolsa y al mercado inmobiliario. Ambas burbujas están pinchando a pesar de los esfuerzos de inyectar liquidez de las autoridades chinas. Dichas autoridades llevan años intentando sin éxito que se deje de invertir el 50% del PIB y aumentar el consumo familiar. Pero es difícil cambiar la genética de las economías, como la de las personas. Es difícil que Li pase a ser Julia.