Periplo iniciático siguiendo el sol
Como ha dicho Tahar ben Jelloun, Al Ghitani fue “uno de los grandes autores de la literatura egipcia contemporánea”. Cambió de profesión (diseñador de alfombras) y se convirtió en una de las plumas más aclamadas de Egipto. Escribió una biografía de Naguib Mahfuz, el Nobel de Literatura de 1988, de quien se sentía próximo. El pasado mes de junio presentó su novela La llamada de poniente (Alianza Editorial, 2014) en la Casa Árabe en la calle Alcalá, en Madrid, con la presencia del arabista y profesor emérito de la Universidad Autónoma de Madrid, el catedrático Pedro Martínez Montávez. También presentó su obra en Sevilla, en la sede de la Fundación Tres Culturas del Mediterráneo, con la presencia del arabista y profesor Emilio González Ferrín.
Al Ghitani nació en Guhaina, en la provincia norteña de Sohag, en el seno de una familia modesta aún bajo la monarquía de Faruk y creció en El Cairo, donde tras ser aprendiz de diseño de alfombras y estudiar en la Escuela de Artes y Oficios, publicó su primer cuento siendo adolescente. En 1969 entró en la redacción del periódico
Ajbar al Yum y fue corresponsal durante la guerra árabe-israelí de 1973. Fundó la destacada revista literaria Ajbar al Adab en 1993 y fue su director hasta el 2011. Escribió más de una docena de novelas, entre ellas El libro de las
epifanías y El libro de las revelaciones, además de colecciones de cuentos. También publicó Los
diálogos de Mahfuz, una colección de conversaciones grabadas que el novelista Naguib Mahfuz sostuvo con amigos a lo largo de medio siglo. En el 2013, fue profesor visitante en la Mellon Islamic Studies Initiative, en la Universidad de Chicago. Este año 2015 recibió el Nile Award, premio literario de máximo honor y obtuvo otros reconocimientos: Caballero Francés de la Orden de las Artes y las Letras, Premio Nacional de Literatura Egipcio y premio Sheikh Zayed du Livre por su novela Ren. Los críticos han subrayado que el estilo del escritor se enraíza en la tradición literaria árabe y ha intentado con éxito reintroducir la antigua forma árabe de cuento. Uno de sus traductores, Humphrey Davies, ha dicho que la escritura de Al Ghitani “se apoya en la historia de la literatura árabe, pero también en áreas como el sufismo y la realidad mágica”. Al Ghitani llegó a decir: “El Cairo de hoy me resulta irreconocible. La ciudad parece un inválido a punto de romper a llorar”. El caso es que el escritor fue muy consciente de la represión vivida y subrayó: “No podemos permitir que las autoridades religiosas censuren nuestro trabajo creativo e intelectual”. Siempre defendió la innovación y en 1994, cuando un diputado criticó la reproducción de un cuadro de Gustav Klimt sobre Adán y Eva en una publicación que Al Ghitani dirigía, respondió que los creadores deben innovar y condenar estos ataques, porque de lo contrario nadie va a poder escribir una palabra o tomar el pincel. Añadió: “Es hora de que quienes colocan impedimentos entre el islam y la innovación salgan de nuestras vidas”.
Al Ghitani dijo de sí mismo: “Mi novela La llamada de poniente, publicada en árabe en 1989, es un hito en mi carrera literaria, que inicié en 1959. (…) Yo me pregunto: ¿Dónde fue a parar el ayer? ¿Sería posible acceder a un momento del pasado? Yo me incliné por la historia desde una edad muy temprana. Me imbuí de la cultura egipcia, en sus diferentes etapas, en continuidad y diversidad: faraónica, copta, helena, islámica… todas con un núcleo común, aunque con diferentes perspectivas”. Y Al Ghitani añadía: “La vida es un viaje de ida, de la infancia a la adolescencia, a la juventud, la madurez y la muerte. La muerte no es el final, sino una puerta hacia una transición”. En
La llamada de poniente, un periplo iniciático, el joven Ahmed Ibn Abdalah se enfrenta a los delirios y desencantos del poder, al horror, al caos… pero también conoce el amor, se empapa de los misterios de la vida humana que camina hacia lo desconocido siguiendo el curso del sol, siguiendo la llamada de poniente. Otra novela que recibió gran atención fue Zayni Barakat, una crítica del totalitarismo.
Al Ghitani recordó en su estancia en España que el 25 de enero del 2011 fue el día en que tuvo lugar “una gran revolución popular, en cuyo nacimiento la literatura desempeñó un papel esencial a través de la poesía y la prosa, que luchaba contra la dictadura y la corrupción”. Acto seguido lamentó que dicha revolución nunca tuviera un liderazgo claro ni una política definida por una fuerza política viable, al contrario que la revolución de 1919, guiada por el partido Al Wafd y por el líder popular Saad Zaglul. Debido a esa carencia de liderazgo, Al Ghitani consideró que la revolución del 2011 fue por ciertos derroteros contrarios a la esencia de la propia revolución. Y las fuerzas tras los estandartes de la religión “se aprovecharon de las circunstancias, consiguiendo redirigir la potencia revolucionaria del pueblo hacia una trayectoria antirrevolucionaria. Los Hermanos Musulmanes, un paraguas que alberga a todos los grupos radicales, demostraron su hostilidad a la democracia. (…). La Unión de los Escritores Egipcios se reunió el 4 de junio del 2013 y adoptó por unanimidad la decisión de destituir a Mohamed Morsi. Mis escritos políticos fueron mi forma directa de manifestar mi posición”.
Para Al Ghitani, “la vida literaria está sufriendo una transformación en la que la novela es la expresión literaria predominante, aunque surgen una gran variedad de nuevos estilos narrativos. No obstante, no hay un movimiento crítico notable, se acogen con entusiasmo los ‘éxitos de ventas’ y las novelas florecen mientras que la poesía decae. Sigue habiendo nubarrones en el horizonte, pero nuestras ambiciones son profundas”.
Al Ghitani, ciertamente, fue un autor y periodista comprometido. En los años sesenta fue encarcelado por el régimen de Naser y más tarde se le prohibió publicar durante unos años por sus críticas al presidente Sadat.