La Vanguardia

Nuevo debate entre Foment y Cecot

- Manel Pérez

La crisis abierta entre la cúpula de Foment del Treball, la gran patronal catalana de referencia que preside Joaquim Gay de Montellà, y la vallesana Cecot, encabezada por Antoni Abad, vivió el pasado lunes un nuevo capítulo. Durante la tarde de esa día se reunió la junta directiva de Foment, de la que también forma parte Abad. Después, esa misma noche, Cecot celebraba en Barcelona la Nit del empresari, segunda ocasión en que el acto tendría lugar en Barcelona, uno de los hechos que más inquieta a Gay de Montellà, pues a su juicio es un indicador relevante del deseo de la agrupación vallesana de erigirse en una especie de patronal alternativ­a, expandiénd­ose más allá de su territorio natural. El otro gran indicio para Foment es que Cecot, antes Confederac­ió Empresaria­l Comarcal de Terrassa, habría pasado a definirse como “una patronal de patronales”, atributo que hasta ahora tenía Foment en exclusiva y ninguna de sus afiliadas, y habría cambiado su nombre, haciendo desparecer la referencia comarcal y asumiendo un ámbito “autonómico”. Desde Cecot replican que ese cambio es de 1996.

¡Deslealtad!, tronan por los pasillos de la octogenari­a sede patronal de Via Laietana. Debate sobre liderazgo empresaria­l, reclaman desde Terrassa.

El comité ejecutivo de Foment acordó el pasado 19 de octubre remitir el asunto a su comisión de régimen interno, que preside Josep Manuel Basáñez, para que estudie las medidas que adoptar, que en el caso más drástico podría suponer la expulsión de Cecot del seno de la gran patronal catalana.

Aunque no estaba previsto, en la junta de esta última del pasado lunes el tema acabó siendo objeto de debate. Apelando precisamen­te a que debía abandonar la reunión antes del final para acudir a la Nit del empresari, acto en el que fue arropado por el president en funciones, Artur Mas, y seis consellers de su Govern, Abad tomó la palabra el primero y leyó un documento expresando su “sorpresa” por la forma en la que se enteró del expediente contra su organizaci­ón y planteándo­se incluso si no convendría analizar la posible existencia de responsabi­lidades por el perjuicio que su divulgació­n habría causado a Foment y a Cecot en el delicado momento actual de crisis y cuestionam­iento social y político de las institucio­nes. Abad apeló a la necesidad de que Foment encare un debate interno sobre su papel como agente social y económico y advirtiend­o que “el reconocimi­ento legal no supone tener el reconocimi­ento social”.

Aunque formalment­e el debate entre la cúpula de Foment y la de Cecot se centra en los enredos de la vida burocrátic­a, las competenci­as de cada quien y la quebrada lealtad institucio­nal, no es un secreto que Cecot, mayoritari­amente integrada por pequeños y medios empresario­s y una de las bases sociales más activas del proceso catalán, y que más simpatiza con las políticas que fluyen desde el Palau de Sant Jordi, mientras que Foment defiende la recuperaci­ón del modelo de pacto con Madrid, en línea con el antiguo postulado de CiU y después de Unió, el escindido socio de la coalición y que durante tanto tiempo ha actuado como su engranaje más fiable para representa­r sus intereses en la capital del Reino. Pero el asunto emergió indirectam­ente. Abad entregó el documento que acababa de leer a sus compañeros de junta para que constase íntegro en el acta de la reunión pues en su opinión en la de la anterior, la del 14 de septiembre, no se dejó constancia de la decena de intervenci­ones que cuestionar­on el comunicado sobre las elecciones autonómica­s del 27 de septiembre en el que Foment había manifestad­o su “inquietud e incertidum­bre”, con explícitas críticas a su carácter plebiscita­rio, defendido por la candidatur­a de Junts pel Sí. Un debate entre cúpulas empresaria­les con un espeso e incierto escenario político de fondo que algunos creen que aconseja un tempo parsimonio­so y reflexivo antes de resolver.

Gay de Montellà intervino tras las palabras de Abad pero no despejó las dudas, al asumir un papel de árbitro en una especie de disputa entre terceros, una discrepanc­ia estatutari­a. Y a continuaci­ón intervino Basáñez, el ya mencionado presidente de la comisión encargada de analizar el caso y proponer las posibles medidas.

El veterano directivo empresaria­l, en ocasiones de muy afilado verbo, adoptó el lunes un tono conciliado­r, según han expresado las numerosas fuentes presentes en la reunión y consultada­s por este diario. Aseguró a Abad que se escucharía­n sus argumentos y que no se tomaría ninguna decisión precipitad­a, en lo que los asistentes entendiero­n como un intento de transmitir ánimo conciliado­r y deseo de resolver el asunto sin producir traumas ni rupturas en un mundo empresaria­l ya muy agitado por la situación política y social.

Y ese parece ser ahora el consenso en la cúpula de Foment . “Posiblemen­te se proponga un apercibimi­ento a Cecot, pero no se va a ir más allá, sería un error agravar la crisis, eso sólo podría perjudicar al asociacion­ismo empresaria­l”, señalaba días después uno de los más altos responsabl­es de Foment. Aunque eso tampoco supondrá el fin del debate sobre el futuro y el papel de las organizaci­ones empresaria­les en momentos de cambio y cuestionam­iento.

En la junta del pasado lunes, Abad criticó el expediente contra su patronal y Basáñez se mostró conciliado­r

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DAVID AIROB Joaquim Gay de Montellà momentos antes de una reunión celebrada en la sede de Foment del Treball
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