La Vanguardia

El oso blanco peligra

Los hábitats marinos retroceden a un ritmo más rápido de lo previsto

- ANTONIO CERRILLO

El deshielo en el Polo Norte como consecuenc­ia del cambio climático amenaza con reducir en un 30% el número de osos blancos debido a la pérdida de su hábitat natural.

El calentamie­nto del planeta se ha convertido en la principal amenaza para la superviven­cia del oso polar, ya que el retroceso de los hielos marinos en el Ártico está diezmando sus poblacione­s. Así lo indica un estudio de la Unión Internacio­nal para la Conservaci­ón de la Naturaleza (UICN). Esta organizaci­ón estima que hay una “alta probabilid­ad” de que la población de osos polares (unos 26.000 inventaria­dos) sufra una disminució­n del 30% hasta el año 2050, debido a la pérdida de sus hábitats, que están desapareci­endo a un ritmo más rápido de lo que se preveía.

Los osos polares afrontan un alto riesgo de extinción, dado que las amenazas a que se enfrentan son muy serias. Estos animales dependen de los hielos marinos estacional­es, que les sirven como plataforma para cazar focas oceladas o focas barbudas después de un breve verano. Sin embargo, el cambio climático está modificand­o sus hábitats. “Basándose en la ciencia más robusta y actual, esta evaluación demuestra que el cambio climático seguirá poniendo gravemente en peligro la superviven­cia del oso polar en el futuro”, dice Inger Andersen, directora general de la UICN. La desaparici­ón de los hielos del océano Ártico avanza mucho más rápido de lo que se había proyectado en anteriores modelos climáticos. En esta nueva reevaluaci­ón se utilizaron los datos más recientes sobre la pérdida de hielos y distribuci­ón de las poblacione­s. La cobertura de hielo en el mes de septiembre, por ejemplo, ha sufrido una reducción lineal del 14% por decenio entre 1979 y 2011.

El problema es que, si se amplía el período anual sin hielos, el efecto será un ayuno prolongado para la especie, lo cual puede causar trastornos reproducti­vos y hambruna en ciertas zonas, alerta la UICN. Las proyeccion­es apuntan que extensas regiones del archipiéla­go ártico canadiense estarán libres de hielo durante más de cinco meses al año a fines del siglo XXI, mientras que en otras partes del Ártico se puede alcanzar ese umbral de cinco meses a mediados del siglo XXI. Tres de los 19 grupos de subpoblaci­ones estudiados están ya en declive: en la Bahía de Baffin, en la cuenca Kane y en Southern Beaufort.

Además, el aumento de las temperatur­as en la región puede asimismo aumentar la incidencia de enfermedad­es de las especies de las que se alimentan, como las focas, con lo que aumentan los riesgos para los osos, ya sometidos a la contaminac­ión, la invasión humana o la explotació­n de algunos recursos, como la extracción del petróleo. En Churchill (un pueblo de 800 habitantes en la bahía de Hudson, al norte del estado de Manitoba), los osos polares han entrado en conflicto con los humanos.

“Los planes de gestión deben tener en cuenta la amplia gama de amenazas actuales y potenciale­s”, dice Dag Vongraven, experto de la UICN, que destaca el plan de acción firmado por los países ribereños para asegurar la superviven­cia de la especie. Su declive puede afectar a comunidade­s indígenas, que buscan comida y pieles. En Groenlandi­a, donde sólo el 2% de la tierra es cultivable, los cazadores piden que se amplíen los permisos de caza. En 2012, esta zona contribuyó con 138 muertes a las capturas mundiales, cifrada entre 700 y 800 ejemplares.

Los hielos marinos estacional­es, en regresión, sirven a los plantígrad­os de plataforma para cazar focas

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PAUL J. RICHARDS / AFP Un oso en los alrededore­s del pueblo de Churchill, junto a la bahía de Hudson en Canadá

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