En ebullición y fluyendo
El mundo de la economía colaborativa está en ebullición. Pero no hierve, contenida, en la caldera de la abuela, sino que fluye por internet a velocidad antes inimaginable, hacia un futuro que es un presente continuo porque nadie sabe adónde irá a parar. Lo desconocen incluso los expertos que ayer se congregaron el OuiShare Fest Barcelona 2015. Acompañados de un público que ha consolidado proyectos recientes, ávido de experiencias e ideas para “hacer cosas sin dinero”, que participa del trueque en bienes o servicios o que busca ideas para hacer realidad sus sueños, el Parc Tecnològic Barcelona Activa es ayer y hoy un foro donde se contrasta, discute, comparte, critica, analiza y defiende la economía colaborativa. Les pesa tanto la ética a algunos colaborativos, que dudan de si hay que usar el término en cuanto hay dinero de por medio (¿mejor “economía compartida”?).
Dicho así, parece algo etéreo. Pero no lo es. El intercambio directo entre ciudadanos para compartir bienes o servicios de forma gratuita o a precios inferiores a los de mercado va ganando adeptos a cada minuto y se va convirtiendo en sus mil y una formas en un incipiente motor económico. Es economía colaborativa, pero muy competitiva. Y muy innovadora. Y también puede ser negocio. Y lleva una carga ética que, si no se pierde por el camino, debería hacerla más igualitaria.
Expertos de todo el mundo debaten en Barcelona sobre la economía colaborativa