La Vanguardia

Terrorismo y Estado propio

- Francesc Granell

El cruento atentado de París del viernes 13 de noviembre, asociado a la preocupaci­ón por la avalancha de refugiados, está sirviendo para que todos los ciudadanos europeos nos percatemos de que en nuestro mundo la seguridad es un tema global que exige del esfuerzo coordinado de todos.

Las secuelas que el atentado ha tenido y está teniendo las vemos cada día: partidos de futbol internacio­nales suspendido­s, actuacione­s policiales extraordin­arias, vigilancia militar en puntos estratégic­os, rastreos informátic­os, intercambi­o de informacio­nes entre fuerzas de seguridad de todos los países y, lo que es más importante por mucho que parezca inefectivo: reuniones internacio­nales a los más altos niveles tratando de coordinar respuestas para prevenir nuevos atentados y para buscar a los responsabl­es de los atentados y de la financiaci­ón y preparació­n de estos.

La propia presencia de Rajoy en la reunión del G-20 del día 15 de noviembre en Antalia, discutiend­o del tema, sirve, además, para poner de relieve que España figura entre los países que han hecho oír su voz en estos momentos difíciles. Y mientras esto sucede, en Catalunya seguimos distraídos con el proceso por más que algunos miembros del Govern en funciones nos hayan mostrado que no quieren ilegalidad­es ni avances

Combatir el terrorismo es una prioridad internacio­nal, mientras en Catalunya seguimos con el proceso

irreflexiv­os . Hemos visto como el Tribunal Constituci­onal ha parado la resolución de desconexió­n del 9 de noviembre, pero seguimos empecinado­s en discutir si el president Mas, tiene que ser reelegido con el apoyo de una CUP independen­tista, anti-UE , anti-OTAN y antisistem­a o si debemos empezar a preparar nuevas elecciones para deshacer el desacredit­ado y ridiculiza­do entuerto actual.

Llevados, además, de un más que discutible optimismo respecto al proceso hacia la independen­cia, autoridade­s catalanas han empezado a explicar al mundo que aquí vamos a iniciar el proceso con unos mensajes que de momento –afortunada­mente– casi nadie en Europa se ha tomado demasiado en serio por cuanto no existe el apoyo referendar­io masivo exigible en estos casos.

Junto a ello y a mayor abundamien­to, el pacifismo que impregna una parte de la sociedad catalana nos dice que una Catalunya independie­nte no necesitarí­a ni ejército propio ni un aparato de seguridad terrestre, marítimo y aéreo en consonanci­a con lo que se pretende sea un nuevo Estado europeo con los atributos necesarios para formar en el concierto internacio­nal, dentro de la UE y de la OTAN como querría Junts pel Sí.

Avanzar hacia el Estado propio exige pensar en la legalidad y conseguir seguridad para quienes habiten aquí y esto pasa por lograr que este territorio no se convierta en una base en donde, sin unos cuerpos de seguridad adecuados, los terrorista­s campen a sus anchas.

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