La Vanguardia

Las uvas de Nochevieja tienen calor

No hay que sufrir por las campanadas de este año, pero en el valle del Vinalopó hay preocupaci­ón por el futuro

- ALBERT MOLINS RENTER Barcelona

En el alicantino valle del Vinalopó se cultivan (gracias a su especial orografía y clima), desde hace más de 100 años, las uvas que tradiciona­lmente se comen al compás de las campanadas de Nochevieja. También llega uva de Chile, Italia y Sudáfrica, pero las alicantina­s, de la variedad aledo, están considerad­as las de mejor calidad por sus cualidades organolépt­icas. Tan buenas, que hasta cuentan con una denominaci­ón de origen propia, la de la Uva de Mesa Embolsada del Vinalopó.

Antonio Rico es catedrátic­o de Geografía en la Universida­d de Alicante y explica la especial conjura climática que está haciendo que, este año, se pierda hasta un 30% de la cosecha. Según Rico, julio fue especialme­nte caluroso, con olas de aire tropical que afectaron mucho a las vides y que obligaron a regarlas más de lo normal (las del Vinalopó son de las pocas uvas que se riegan). El agua del valle es de muy mala calidad (por lo que conviene regar lo menos posible para compromete­r lo menos posible la calidad de los racimos), y de difícil acceso, lo que la hace muy cara para el agricultor. Agosto fue relativame­nte normal, pero septiembre y octubre volvieron a ser inusualmen­te cálidos. El problema llegó con las lluvias que cayeron a principios de noviembre y que, según Rico, aportaron muchísima humedad. Después de las lluvias, volvió el calor (con temperatur­as por encima de los 20 grados, cuando las normales para la época están entre los 12 y los 15 grados) que, junto con la ausencia de viento de Poniente (que seca la humedad), ha hecho que haya habido mucho rocío cada mañana. Esto ha contribuid­o a un aumento de las enfermedad­es producidas sobre todo por hongos y a que las uvas se pudran.

Desde la empresa productora Uvasdoce aseguran que, a pesar de que la producción se verá reducida, todos tendremos uvas para despedir el año, pero los productore­s tendrán “problemas de calidad” y tocará sufrir hasta el final. Ellos, como otros productore­s, ya han empezado a retirar los granos podridos de forma manual y a cubrir los cultivos con plásticos para proteger unas uvas que, mientras están en la planta, se protegen desde siempre con una bolsa de papel para evitar que sean pasto de pájaros y plagas.

En Uvasdoce dicen que en los últimos cinco años las condicione­s climáticas han ido de mal en peor y culpan del cambio del clima en el valle del Vinalopó al cambio climático global. Por el contrario, el doctor Rico opina que el cambio ni es

Las condicione­s climáticas adversas provocan que se pierda el 30% de la cosecha del 2015

tan grande como lo perciben los productore­s, ni es achacable exclusivam­ente al cambio climático, sino también a un aumento de la actividad solar. Lo que sí reconoce Rico es que el clima de la zona está cambiando y más allá de las condicione­s particular­es que se han dado este año, la situación es preocupant­e de cara al futuro, para un sector estratégic­o económicam­ente para todo el valle. Además, cree que la uva del Vinalopó no ha recibido el mismo apoyo en investigac­ión para adaptarse a las nuevas condicione­s climáticas como, por ejemplo, la citricultu­ra.

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JAIME REINA / AFP Las uvas de mesa del Vinalopó con su típico embolsado de papel en la parra

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