Perseverante ilusión
El restaurante El Racó de la Calma es ya una firme realidad
Decir que el Penedès es de las tierras más ubérrimas de Europa no resulta exagerado. Las viñas pueblan los campos con sus generosos frutos dando lugar a acreditados vinos, tranquilos y espumosos. La huerta se ofrece semanalmente en el mercado de Vilafranca llenando sus paradas de frutos y verduras de excelente calidad y frescura. Las granjas producen excelentes aves de corral, patos, ocas, pintadas y, como no, el magnífico gall negre del Penedès. Para acabar de redondear este cuerno de la fortuna la proximidad del mar, que se abre en la cercana Vilanova, hace llegar pescados fresquísimos a poco menos de 20 minutos de sus puertos de captura.
Unan a todo ello una tradición histórica que se refleja en el barrio antiguo que rodea a la iglesia de Santa Maria.
Fue precisamente en esta zona donde el joven matrimonio formado por el vilafranqués Xavier Arnan y la onubense Imma López sentaron sus reales hace más de siete años. Dada la dificultad de acceso al restaurante, hace dos años, decidieron trasladarse a su actual ubicación en una zona a la que resulta más fácil llegar.
Xavier, educado en la Escuela de Hostelería de Barcelona, realizó un extenso periplo por diversas cocinas de nuestro país hasta que, en los fogones del Centro de Esquí de Boí-Taüll, bajo la dirección de Pedro Subijana, conoce a su actual esposa.
La cocina que Xavier desarrolla en su restaurante es una cocina franca, abierta a la modernidad sin excesos estridentes y apoyada, de forma irrefutable, en la proximidad del producto que la zona le ofrece.
El mismo compromiso se detecta en la carta de vinos, en la que, aparte de denominaciones diversas, la dedicación hacia los vinos del Penedès es prueba irrefutable de la fidelidad de la casa al concepto de proximidad.
Con la ayuda de Marc Sánchez en la cocina y Kimberly Suárez en la sala, este matrimonio desarrolla, en su restaurante una firme cocina fruto de esa perseverante ilusión que garantiza un prometedor futuro.