Subiendo y sin techo
Nacida en Miami de padre haitiano y madre francesa, Cécile McLorin Salvant, ganó la Thelonious Monk Vocal Jazz Competition en 2010 y desde entonces su ascenso ha sido meteórico y sigue creciendo en For one to love, su tercer y recién publicado trabajo. Contrariamente a lo que podía pensarse, en una sala Barts prácticamente llena, la cantante no abordó las canciones de su nuevo material hasta más allá de la mitad del concierto. Antes nos sedujo con sus originales relecturas de standards. Desde un exquisito My fair lady a un inventivo y plenamente transfigurado Somehow I never could believe de la ópera Street scene de Kurt Weill, pasando por un vibrante tributo a su admirada Billie Holiday en Jeepers creepers.
A una capacidad técnica y un control de voz ciertamente sobresalientes, Cécile McLorin Salvant añade un admirable sentido de la expresión dramática. Entre las maravillas contenidas en su último álbum, centrado conceptualmente en las diferentes facetas del amor romántico, la cantante bordó una sardónica versión del misógino Wives and lovers, un éxito pop de Burt Bacharach en los años sesenta. Para apelar luego a la emperatriz del blues Bessie Smith en una sensacional revisitación de What’s the matter now?, que levantó olas de entusiasmo entre el público.
En tanto que compositora e intérprete, Salvant ofreció en Look at me, una preciosa balada teatralizada con mucho arte. Antes de redondear el concierto a caballo de un exuberante Growlin’Dan, todo un hit de la era del swing compuesto por Blanche Calloway, hermana mayor del famoso Cab. Tremendamente ovacionada, la cantante nos ofreció a guisa de bis y con una perfecta dicción hispana una emotiva versión de la zamba argentina Alfonsina y el mar. Acompañada por una notable sección rítmica encabezada por el joven y brillante pianista Aaron Diehl, Cécile McLorin Salvant demostró en el marco del festival de jazz barcelonés que su artisticidad sigue subiendo, en una meteórica progresión a la que no se le adivina techo creativo.