El poder del vino
Un matrimonio abandona casa y profesión en Barcelona y logra el éxito con una bodega
Él, David Marco, director general de una empresa de artes gráficas. Ella, Olivia Bayés, abogada, decidieron en el 2005 dejar sus acomodadas vidas en Barcelona para perseguir un sueño en el Priorat: dedicarse al mundo del vino, a pesar de saber muy poco de él y no ser más que unos aficionados.
Pese a tener un buen sueldo y “la vida resuelta”, lo dejaron todo para recuperar los viejos viñedos y así revivir la tradición del abuelo de David, Ramon Marco Abella, el último miembro de la familia nacido en Porrera. La familia de David se había trasladado a Barcelona a raíz de la filoxera, la devastadora plaga del insecto que arrasó las viñas a finales del siglo XIX.
La arriesgada apuesta de estos conversos a la religión del vino, les ha salido “bastante bien”. Dejaron sus respectivos trabajos pero han conseguido en una década, con la bodega Marco Abella de Porrera, consolidarse sin distribuidores (venden ellos directamente el producto) y ya han alcanzado el punto de equilibrio financiero.
El año pasado facturaron por valor de 550.000 euros después de crecer un 40% respeto al 2013. Este año esperan cerrar el ejercicio con unas ventas por valor de 650.000 euros. Se estrenaron en el 2007, con la añada del 2004 y con sólo 4.000 botellas. Ahora ya elaboran unas 70.000 botellas, de las cuales exportan un 80%, principalmente a China y Estados Unidos (casi a partes iguales), pero también a Suiza, Bélgica, el Reino Unido, Alemania, Australia, Francia o Letonia. Dicen que “ha sido y será muy duro conseguir mantenerse”, y más teniendo en cuenta que “no veníamos de este mundo, y empezamos de cero”.
Cuentan con 30 hectáreas de viñedos repartidos en seis parcelas diferentes. En su búsqueda de la calidad y la personalidad de cada una de sus viñas vinifican por separado atendiendo a parámetros como la variedad de uva, la altitud del viñedo, su orientación o el tipo de suelo. Trabajan para conseguir que los vinos “expresen la autenticidad, tipicidad y esencia del pueblo de Porrera”. Practican agricultura ecológica desde el inicio.
El año pasado se dieron a conocer especialmente por el hecho de que su vino Clos Abella 2009 fue considerado, con 97 puntos sobre 100, como el mejor vino del mundo del 2014, según Wine in China Magazine. Este año han obtenido la medalla de oro con el Clos Abella 2010 en los premios Vinari, que distinguen a los mejores vinos catalanes, en la categoría de tintos de guarda (con crianza de más de 12 meses en barrica). Su último proyecto, acabado de presentar, son dos tintos de gama alta de viñas singulares: la garnacha Roca Roja 2013 (55 euros) y su muy interesante cariñena El Perer 2012 (255 euros).
David Marco y Olivia Bayés dejaron sus trabajos y recuperaron con éxito unos viñedos familiares en Porrera