Gais que sacan a la TV del armario
LA PRESENCIA DE HOMOSEXUALES EN LAS SERIES DE MAYOR ÉXITO EN TELEVISIÓN SE VA NORMALIZANDO. EN GENERAL, LOS PERSONAJES GAIS O LESBIANAS SON UNO MÁS, NO EL GAY DE LA SERIE. LOS BISEXUALES, EN CAMBIO, SIGUEN SIENDO PERVERSOS
Miguel Ángel Silvestre es el nuevo fichaje de la tele americana y ya tiene la escena más tórrida del año
La pasada primavera todavía causó polémica que dos chicos adolescentes se besaran en pantalla
La lucha por la igualdad pasa por la visibilidad. Cualquier minoría se guía por este principio: suele contribuir a que los sectores más reacios de la sociedad asimilen como naturales e iguales a las minorías. De la misma forma que las mujeres todavía esperan el día que una superheroína protagonice su propia película de Marvel (y que cobre igual que un hombre), la Alianza de Gais y Lesbianas contra la Difamación (Glaad) estudia los personajes homosexuales y bisexuales que hay en las series de televisión. Pero no se quedan en la anécdota o la simple cifra sino que entienden que es tan importante su presencia en el medio como su representación. Una de las cuentas pendientes que destacaron este año es que hay que eliminar los prejuicios hacia las personas que se sienten atraídas por ambos sexos.
Puede que los médicos del hospital de Anatomía de Grey entiendan a la perfección que Callie Torres es una traumatóloga excelente y que, además, es bisexual. No la define ni es una etapa. Pero no todos los guionistas tratan esta condición sexual con el mismo respeto. “Se cae demasiado en la idea de que la bisexualidad no existe, o que simplemente se trata de una fase”, critica la seriéfila Cristina Garde. Tampoco le cuesta poner unos cuantos ejemplos: “En Glee y Cómo defender un asesino se apoyaba una visión de los personajes que sólo podían ser heterosexuales u homosexuales”.
Según el tradicional informe del Glaad, la supuesta televisión de prestigio es la primera en contribuir a la mala imagen del colectivo. “Es un hombre con un gran apetito”, justificó el creador de House of cards, Beau Willimon, cuando tuvo que definir a Frank Underwood. Quería evitar las etiquetas y, al hacerlo, insinuó que la bisexualidad del protagonista iba de la mano de la voracidad y la ambición. Tampoco es el único en cometer este error. La revelación del pasado verano, Mr Robot, The bastard executioner o The royals también asocian la falta de principios éticos con la bisexualidad. Una cosa es que el villano casualmente sea bisexual y otra que la sexualidad defina la maldad. Según la asociación, sirve para retratarles como personas infieles, manipuladoras y autodestructivas en un momento en que todavía hay personas que no entienden la realidad. “En mi caso, me marcó cuando Ally McBeal cortó con el supuesto hombre de sus sueños al enterarse de que era bisexual porque, según ella, iba a dejarla por otro hombre”, recuerda Garde. “Todavía estaba en el instituto y esa muestra de rechazo fue un mazazo tremendo”.
Para que conste, la presencia de personajes homosexuales aumenta. En las cadenas generalistas ya representan un 4% del total. Los más populares siguen siendo Mitch y Cam de Modern family junto con las chicas de Anatomía de Grey, Root y Shaw de Person of interest y ahora también Empire .La serie, que ha sido un fenómeno entre la población negra, quería resolver la deficiencia de personajes de color y aprovechó para tratar otra problemática. “La homofobia es real en la comunidad afroamericana”, declaró en mayo su creador Lee Daniels, que concibió el personaje de Jamal. Desde entonces tanto él como el actor Jussie Smollett han recibido amenazas de muerte mientras alrededor de veinte millones de espectadores siguen la serie.
Estos comportamientos tienen sentido (que no coartada) en un país donde se ha legalizado el matrimonio homosexual pero los lobbies cristianos más conservadores intentan influir en los medios. Sólo hay que recordar las presiones que han recibido cualquier muestra de afecto en televisión. En 1991 los anunciantes amenazaron con retirar la publicidad de La ley de Los Angeles si incluían un beso entre dos mujeres, el que sería el primero de su historia. En Picket Fences tuvieron que regrabar una escena para que no se viera a dos chicas adolescentes en actitud íntima (al final el beso fue a oscuras) y el canal ABC estuvo a punto de no emitir Roseanne porque contenía otro beso lésbico. Hasta Friends evitó polémicas cuando la ex de Ross, Carol, se casó con Susan: las novias no sellaron su ceremonia con un beso. Y estos prejuicios todavía eran más acentuados con los hombres. Para que The WB emitiera el primer beso entre dos hombres, el guionista Greg Berlanti tuvo que amenazar con dejar su trabajo como jefe de la sala de guionistas de Dawson Crece. Finalmente le harían caso y los actores Kerr Smith y Adam Kauffman protagonizarían el primer beso apasionado entre dos hombres en el 2000 (y Berlanti se convertiría en uno de los guionistas y productores más buscados del medio).
“A la hora de normalizar el hecho de ser homosexual, ayuda mucho ver que nos comportamos, actuamos, sentimos y vivimos como los heterosexuales”, defiende Sara Romeo, directora de una página de temática lésbica. En este aspecto, los canales de cable y las plataformas de contenidos como Netflix y Amazon viven una mayor libertad creativa. En total hay 127 personajes, incluyendo transexuales. El mayor aliado es Orange is the new black y entre sus nuevos fichajes destaca Miguel Ángel Silvestre por Sense8. El galán de Velvet se sometió al universo de ciencia ficción de los hermanos Wachowski y acabó compartiendo cama con hombres, mujeres transexuales y lesbianas en una de las escenas más tórridas de la temporada. Pero, cuando se sale de los canales destinados al público adulto, regresan las presiones de siempre.
En marzo YouTube puso un aviso en un vídeo de Familia de acogida porque contenía un beso entre dos chicos. La serie producida por Jennifer López había querido contar cómo un adolescente vivía su primer amor que casualmente era gay y el portal consideró que podía herir sensibilidades. En Catalunya, en cambio, una escena similar en la serie Merlí, de TV3, se vio con total normalidad. “La visibilidad ayuda a los jóvenes y no tan jóvenes a salir del armario: así pueden ver que la vida sigue y el cielo no se hunde cuando das el paso”, explica Romeo, que tuvo como referentes a Willow y Tara de Buffy, la cazavampiros. Y es que, cada vez que alguien le critica que la televisión está superpoblada por personajes bisexuales y homosexuales, ella tiene claro cómo rebatir el argumento. Ni le hace falta consultar las estadísticas del Glaad para decir que “lo único que seguro que habrá en una serie de televisión son heterosexuales”. Y, de momento, nadie se queja.