Petardos en Montjuïc
Una vez superados el día de Acción de Gracias y el black friday, hoy es ciberlunes. Si todavía le queda algún billete en la cartera, puede desprenderse de ese dinero comprando algunos de los ofertones que habrá en internet durante todo el día. La invasión comercial americana avanza implacable en nuestro país. Primero fueron las rebajas que saltaron el charco en los años cuarenta, y les siguieron muchas otras modas de mercadotecnia que han acabado plenamente instaladas, como el encendido de las luces de Navidad un mes antes de la fecha o el famoso Halloween, que tristemente ha desbandado entre los jóvenes a la popular castañada. La mayoría de los comerciantes de aquí están encantados con todas estas nuevas posibilidades de venta y se suben al carro no vaya a ser que la tienda del vecino les deje atrás.
A escala institucional también se promueven cambios. El nuevo gobierno municipal de Barcelona es crítico con este ambiente consumista y quiere impulsar novedades para recordar que estas fechas también tienen unos valores de solidaridad, generosidad y convivencia íntimamente ligados con la tradición. Aunque la obsesiva tendencia de romper con cualquier cosa que huela a religión, como sucedió con la pasada misa de la Mercè, les ha llevado a intentar rebautizar la Navidad barcelonesa como la celebración del solsticio de invierno, denominación que claramente está condenada al fracaso.
Por otra parte, es acertada la propuesta de descentralizar los actos y celebraciones de la Navidad en todos los distritos. En esto sí coinciden con los intereses del comercio de proximidad, que ve cómo sus clientes tienden a desplazarse al centro de la ciudad atraídos por una oferta lúdica navideña muy potente. La discrepancia entre los comerciantes grandes y pequeños y el Ayuntamiento se encuentra en la indefinición del Consistorio a la hora de rediseñar la fiesta de Fin de Año. Como es sabido, el gobierno municipal ha decidido eliminar los actos del Ésser del Mil·leni en Montjuïc sin disponer de una alternativa que persiga el objetivo de mantener a Barcelona en el mapa de las grandes ciudades del mundo por esa fecha. Se está hablando de un espectáculo de luces y colores y de tirar cuatro petardos para despedir el año. No creo que eso sea lo suficientemente atractivo para los visitantes que al volver a casa contarán en sus redes sociales lo que vieron en Barcelona e influirán a sus amigos de cara a una posible visita el año próximo.
Cuidar y potenciar la imagen de Barcelona va más allá del ámbito turístico y comercial. Que la capital catalana tenga una presencia relevante en el mundo es también muy importante políticamente porque su voz será escuchada con mayor atención y lo que digan sus gobernantes será más influyente. En el fondo, la promoción de Barcelona también beneficia a sus dirigentes locales, sean del partido que sean.
Cuidar la imagen externa de Barcelona es relevante políticamente porque sus voces serán más influyentes