La Vanguardia

Petardos en Montjuïc

- Enric Sierra

Una vez superados el día de Acción de Gracias y el black friday, hoy es ciberlunes. Si todavía le queda algún billete en la cartera, puede desprender­se de ese dinero comprando algunos de los ofertones que habrá en internet durante todo el día. La invasión comercial americana avanza implacable en nuestro país. Primero fueron las rebajas que saltaron el charco en los años cuarenta, y les siguieron muchas otras modas de mercadotec­nia que han acabado plenamente instaladas, como el encendido de las luces de Navidad un mes antes de la fecha o el famoso Halloween, que tristement­e ha desbandado entre los jóvenes a la popular castañada. La mayoría de los comerciant­es de aquí están encantados con todas estas nuevas posibilida­des de venta y se suben al carro no vaya a ser que la tienda del vecino les deje atrás.

A escala institucio­nal también se promueven cambios. El nuevo gobierno municipal de Barcelona es crítico con este ambiente consumista y quiere impulsar novedades para recordar que estas fechas también tienen unos valores de solidarida­d, generosida­d y convivenci­a íntimament­e ligados con la tradición. Aunque la obsesiva tendencia de romper con cualquier cosa que huela a religión, como sucedió con la pasada misa de la Mercè, les ha llevado a intentar rebautizar la Navidad barcelones­a como la celebració­n del solsticio de invierno, denominaci­ón que claramente está condenada al fracaso.

Por otra parte, es acertada la propuesta de descentral­izar los actos y celebracio­nes de la Navidad en todos los distritos. En esto sí coinciden con los intereses del comercio de proximidad, que ve cómo sus clientes tienden a desplazars­e al centro de la ciudad atraídos por una oferta lúdica navideña muy potente. La discrepanc­ia entre los comerciant­es grandes y pequeños y el Ayuntamien­to se encuentra en la indefinici­ón del Consistori­o a la hora de rediseñar la fiesta de Fin de Año. Como es sabido, el gobierno municipal ha decidido eliminar los actos del Ésser del Mil·leni en Montjuïc sin disponer de una alternativ­a que persiga el objetivo de mantener a Barcelona en el mapa de las grandes ciudades del mundo por esa fecha. Se está hablando de un espectácul­o de luces y colores y de tirar cuatro petardos para despedir el año. No creo que eso sea lo suficiente­mente atractivo para los visitantes que al volver a casa contarán en sus redes sociales lo que vieron en Barcelona e influirán a sus amigos de cara a una posible visita el año próximo.

Cuidar y potenciar la imagen de Barcelona va más allá del ámbito turístico y comercial. Que la capital catalana tenga una presencia relevante en el mundo es también muy importante políticame­nte porque su voz será escuchada con mayor atención y lo que digan sus gobernante­s será más influyente. En el fondo, la promoción de Barcelona también beneficia a sus dirigentes locales, sean del partido que sean.

Cuidar la imagen externa de Barcelona es relevante políticame­nte porque sus voces serán más influyente­s

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