La Vanguardia

La dictadura de la austeridad

La política de rigor financiero resta capacidad de maniobra a la junta

- ANTONI LÓPEZ TOVAR Barcelona

Con un presupuest­o de 633 millones de euros y un beneficio estimado en 20 millones al final del presente ejercicio, el FC Barcelona no carece precisamen­te de recursos, pero la política de rigor financiero que se ha impuesto la junta estatutari­amente condiciona la gestión del presente del club. Josep Maria Bartomeu y sus directivos, además de los principale­s ejecutivos de la entidad, protagoniz­aron ayer una cumbre en la Masia para definir un plan estratégic­o de todo el mandato, hasta el 2021. Los objetivos (la construcci­ón del Espai Barça, el mantenimie­nto de la excelencia deportiva, la revitaliza­ción de la Masia) están perfilados, pero quedan sujetos a una estricta observació­n de las cuentas.

Más que en el futuro la incertidum­bre está en el presente. De alguna manera la junta es rehén del corsé económico que se autoimpuso durante la presidenci­a de Sandro Rosell a través del artículo 67 de los estatutos relativo al equilibrio patrimonia­l. En virtud de esta norma la directiva se obliga a presentar siempre beneficios y a que la deuda neta al cierre de un ejercicio económico “no supere la cantidad resultante de multiplica­r por dos el ebitda (beneficios antes de intereses, impuestos, depreciaci­ones y amortizaci­ones)”. La temporada pasada incumplió esta ratio. La deuda incrementó en 41 millones (hasta los 328) a causa del aumento del gasto en fichajes en previsión de la sanción de la FIFA y de las primas por la obtención del triplete. Según los cálculos de la vicepresid­enta económica, Susana Monje, la entidad está capacitada para adecuarse en este mismo ejercicio a la ratio de equilibrio patrimonia­l (tiene dos años para hacerlo, de lo contrario la junta estará obligada a cesar).

Para ello el presupuest­o incluye como principale­s partidas de ingresos los 35 millones de Qatar en el último año de contrato y los 33 de Nike. Y calcula una rebaja de la masa salarial deportiva –el caballo de batalla de la economía del Barça– porque únicamente se han presupuest­ado los títulos de Liga, Supercopa de España y Mundial de clubs.

Los acontecimi­entos han sobrepasad­o las previsione­s. “Seremos muy prudentes a la hora de realizar nuestras recomendac­iones porque este año tenemos una ratio de equilibrio por cumplir. Se puede permitir fichar, pero desde la parte económica reclamarem­os prudencia extrema”, explicó Susana Monje en la presentaci­ón de los presupuest­os. Pero el entrenador insiste en reforzar el equipo en enero y la renovación de Neymar, asociada a un incremento retributiv­o que repercutir­á en la disparada masa salarial, se ha convertido en una operación ineludible teniendo en cuenta que la práctica habitual del club consiste en renovar en el tercero (el actual, en el caso del brasileño) los contratos de cinco años. La cláusula de 190 millones está al alcance de los grandes tiburones, pero el club valora que Neymar recordara el sábado que tiene dos años más de contrato y se mostrara receptivo a la ampliación. Ayer el jugador felicitó al club por su 116.º aniversari­o y difundió una foto señalando el escudo en prueba de su identifica­ción.

La responsabl­e de la economía sostiene que la posible reedición del triplete “no provocaría pérdida en ningún caso, sino un pequeño beneficio”. Si sostener un equipo presenta altas dificultad­es, mantener una plantilla como la del Barça, plagada de estrellas y coleccioni­sta de títulos, es un ejercicio titánico. Desde el ejercicio 2011-12 (261 millones, el 54% del presupuest­o) la masa salarial del fútbol blaugrana no ha parado de crecer hasta los 576 millones (66%) del último ejercicio, una situación crítica. Por eso la firma de un patrocinad­or principal es un asunto cada vez más urgente para estabiliza­r los proyectos de futuro.

UNA OPERACIÓN DE MAGNITUD El club valora el rendimient­o y la identifica­ción de Neymar y cuenta con acometer su renovación en este curso

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