La dictadura de la austeridad
La política de rigor financiero resta capacidad de maniobra a la junta
Con un presupuesto de 633 millones de euros y un beneficio estimado en 20 millones al final del presente ejercicio, el FC Barcelona no carece precisamente de recursos, pero la política de rigor financiero que se ha impuesto la junta estatutariamente condiciona la gestión del presente del club. Josep Maria Bartomeu y sus directivos, además de los principales ejecutivos de la entidad, protagonizaron ayer una cumbre en la Masia para definir un plan estratégico de todo el mandato, hasta el 2021. Los objetivos (la construcción del Espai Barça, el mantenimiento de la excelencia deportiva, la revitalización de la Masia) están perfilados, pero quedan sujetos a una estricta observación de las cuentas.
Más que en el futuro la incertidumbre está en el presente. De alguna manera la junta es rehén del corsé económico que se autoimpuso durante la presidencia de Sandro Rosell a través del artículo 67 de los estatutos relativo al equilibrio patrimonial. En virtud de esta norma la directiva se obliga a presentar siempre beneficios y a que la deuda neta al cierre de un ejercicio económico “no supere la cantidad resultante de multiplicar por dos el ebitda (beneficios antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones)”. La temporada pasada incumplió esta ratio. La deuda incrementó en 41 millones (hasta los 328) a causa del aumento del gasto en fichajes en previsión de la sanción de la FIFA y de las primas por la obtención del triplete. Según los cálculos de la vicepresidenta económica, Susana Monje, la entidad está capacitada para adecuarse en este mismo ejercicio a la ratio de equilibrio patrimonial (tiene dos años para hacerlo, de lo contrario la junta estará obligada a cesar).
Para ello el presupuesto incluye como principales partidas de ingresos los 35 millones de Qatar en el último año de contrato y los 33 de Nike. Y calcula una rebaja de la masa salarial deportiva –el caballo de batalla de la economía del Barça– porque únicamente se han presupuestado los títulos de Liga, Supercopa de España y Mundial de clubs.
Los acontecimientos han sobrepasado las previsiones. “Seremos muy prudentes a la hora de realizar nuestras recomendaciones porque este año tenemos una ratio de equilibrio por cumplir. Se puede permitir fichar, pero desde la parte económica reclamaremos prudencia extrema”, explicó Susana Monje en la presentación de los presupuestos. Pero el entrenador insiste en reforzar el equipo en enero y la renovación de Neymar, asociada a un incremento retributivo que repercutirá en la disparada masa salarial, se ha convertido en una operación ineludible teniendo en cuenta que la práctica habitual del club consiste en renovar en el tercero (el actual, en el caso del brasileño) los contratos de cinco años. La cláusula de 190 millones está al alcance de los grandes tiburones, pero el club valora que Neymar recordara el sábado que tiene dos años más de contrato y se mostrara receptivo a la ampliación. Ayer el jugador felicitó al club por su 116.º aniversario y difundió una foto señalando el escudo en prueba de su identificación.
La responsable de la economía sostiene que la posible reedición del triplete “no provocaría pérdida en ningún caso, sino un pequeño beneficio”. Si sostener un equipo presenta altas dificultades, mantener una plantilla como la del Barça, plagada de estrellas y coleccionista de títulos, es un ejercicio titánico. Desde el ejercicio 2011-12 (261 millones, el 54% del presupuesto) la masa salarial del fútbol blaugrana no ha parado de crecer hasta los 576 millones (66%) del último ejercicio, una situación crítica. Por eso la firma de un patrocinador principal es un asunto cada vez más urgente para estabilizar los proyectos de futuro.
UNA OPERACIÓN DE MAGNITUD El club valora el rendimiento y la identificación de Neymar y cuenta con acometer su renovación en este curso