UNA VERDAD QUE YA NO SE DISCUTE
Ya no es una cuestión subjetiva. Somos testigos de un aumento general de las temperaturas que salta a la vista
Fue el físico francés Joseph Fourier, en 1824, quien primero utilizó la expresión efecto invernadero para referirse a la capacidad de los gases atmosféricos de retener calor. El premio Nobel de química sueco Arrhenius propuso a finales del s. XIX un cálculo que relacionaba diferentes concentraciones de dióxido de carbono (CO2) atmosférico con incrementos de temperatura y por ende con los cambios climáticos. El CO2 es uno de los principales gases constituyentes de nuestra atmósfera, junto con el nitrógeno, el oxígeno y el argón, indispensable para la vida pero uno de los causantes del efecto invernadero. De no existir, la temperatura media del planeta sería muchísimo más baja, la Tierra sería un planeta helado.
En años 80 del siglo XX, un equipo de científicos franco-rusos de la base antártica de Vostok, irónicamente el lugar más frío de la tierra, consiguió analizar el aire atrapado en el hielo, extraído en bloques de una profundidad de 3.500 metros. Ese aire antiguo les informó de la concentración de gases atmosféricos y temperatura de los últimos 400.000 años. Se vio cómo periodos climáticos más cálidos o más fríos estaban correlacionados con las concentraciones de CO2, de forma que quedó confirmada la predicción de Arrhenius.
AUMENTO INCESANTE
Desde mediados del siglo XIX, la concentración de CO2 no ha dejado de crecer, en concreto un 40% desde la época preindustrial a la actualidad (se ha pasado de 290 partes por millón a 400 ppm, récord alcanzado recientemente), a consecuencia de la actividad humana, básicamente por los cambios en los usos del suelo y sobre todo por la quema de combustible de origen fósil en la industria, la locomoción y el confort en el mundo occidental. En los últimos tiempos en los países emergentes se liberan a la atmósfera ingentes cantidades
Se ha demostrado que los periodos climáticos más cálidos o más fríos están correlacionados con la concentración de CO2
de este y otros gases y como ha quedado demostrado, el aumento de los gases de efecto invernadero se correlaciona con un aumento de las temperaturas.
Estos descubrimientos y evidencias condujeron a las NNUU a crear en 1988 el Intergovernmental Panel for Climate Change (IPCC). Este grupo de expertos tiene por misión, una vez analizadas las constantes aportaciones científicas en torno al cambio climático, emitir informes sobre el estado de la cuestión. El quinto informe (2013) es incómodamente rotundo: el calentamiento global es inequívoco, desde 1950 muchos cambios observados no tienen precedente en los últimos dece- nios o milenios. La atmósfera y los océanos se han calentado, los volúmenes de nieve y hielo han disminuido, el nivel del mar se ha elevado y las concentraciones de gases de efecto invernadero han aumentado.
Para el IPCC no hay vuelta de hoja, o se reducen las emisiones de gas de efecto invernadero o la humanidad se verá abocada a un cambio ambiental de consecuencias caóticas. Todo aumento de temperatura superior a los 2 ºC a lo largo del siglo sería problemático. Aunque los escenarios son muy variados y las predicciones hasta cierto punto imprecisas o inciertas, el cambio climático que se avecina, si no se mitiga, y por lo que respecta a nuestro entorno geográfico, comportará desertificación, aumento del nivel del mar y por tanto inundaciones costeras, pero también sequías, pérdida de biodiversidad y escasez de recursos como el agua.
A pesar de todo, hay quien todavía niega esas evidencias, una minoría que rechaza las causas antrópicas del calentamiento o incluso que niegan la mayor. Afirman que todo se trata de una patraña del movimiento ecologista y de la élite científica para acaparar fondos e insuflar miedo en la población a cambio de hegemonía, tal como argumentó Michael Crichton en su novela Estado de miedo (2004).
La atmósfera y los océanos se han calentado, los volúmenes de nieve y hielo han disminuido, el nivel del mar se ha elevado... El cambio climático que se avecina, si no se mitiga, comportará desertificación, inundaciones, escasez de agua...