LOS ESCÉPTICOS Y LA REALIDAD
El calentamiento se detuvo en 1998, desde entonces el aumento de las temperaturas es anecdótico
Esta afirmación se deriva de un informe del Centro Hadley, que hacía referencia a un aumento de la temperatura media de 0,02° C entre 1998 y 2008. Esta serie estadística no consideraba el Ártico, que ha registrado un calentamiento considerable en los últimos años. El siglo XXI ha registrado el mayor número de récords de temperatura.
El calentamiento global se explica por los cambios en la actividad solar
Las fluctuaciones de la temperatura de un año respecto a otro pueden ser producidas por los cambios en la actividad solar, que varía con un ciclo de once años. Sin embargo, la variación de la energía que llega a la Tierra a consecuencia de cambios de la actividad solar no supera el 0,1%. Como afirma Jean Jouzel, presidente del Grupo Científico del IPCC: "Si el sol fuera el responsable directo del calentamiento, esa influencia afectaría toda la columna atmosférica y sin embargo ahora estamos experimentando un calentamiento de las capas más bajas y un enfriamiento de la estratosfera."
Hay muchos eminentes científicos que son escépticos respecto al cambio climático, así que hay un debate en la comunidad científica en torno a este asunto
Ya no hay debate alguno. En efecto, existe un amplio consenso de los profesionales que consideran que el aumento de la temperatura global es un hecho probado y alarmante; el 82% está de acuerdo en considerar que este calentamiento está muy ligado a la actividad humana.
El calentamiento global es un fenómeno natural que ya ha ocurrido
El clima es un modelo complejo y muchos parámetros pueden hacerlo variar. La actividad solar, las erupciones volcánicas o las corrientes marinas pueden tener gran repercusión en un corto, medio y largo plazo. Sin embargo, hoy en día, es la actividad humana la desencadenante principal del cambio global y del clima.
El calentamiento global también tiene aspectos positivos (inviernos más suave, etc.)
Ciertamente un invierno más suave tiene beneficios a corto plazo, ya que induce a una caída en el consumo de energía. Sin embargo, a largo plazo, este fenómeno tiene muchos aspectos negativos. Una cadena de inviernos más templados afecta, por ejemplo, la calidad de las tierras de cultivo por la reducción del nivel de las aguas subterráneas que las alimentan.