El soberanismo busca un pacto de investidura in extremis
JxSí y la CUP aceptan reunirse pese a sus posturas irreconciliables La ANC pone hoy a prueba su capacidad de movilización
Durante los próximos días y hasta las cero horas del lunes, en que la legislatura se habrá extinguido por falta de acuerdo para formar Govern, los partidos soberanistas y las organizaciones sociales que impulsaron el proceso mantendrán viva la esperanza de una alternativa a la celebración de unas nuevas elecciones.
Aunque la mayor parte de los actores consideran inevitable –y en otros casos deseable– el escenario electoral, todos parecen decididos a mantener públicamente su creencia en un acuerdo aunque sólo sea para evitar que nadie les pueda acusar de haberse levantado de la mesa antes que los demás. Nadie quiere ser responsable del fracaso. Menos aún con unas elecciones a la vista.
Con este propósito hoy se celebrará la enésima, tal vez la última reunión, entre Junts pel Sí y los activistas de la CUP. De nuevo, se trata de buscar alternativas a la situación aunque no las haya, porque Junts pel Sí no puede ceder la presidencia de Artur Mas y la CUP no puede darle los votos que necesita para volver a ser presidente.
La reunión ha sido impulsada por las organizaciones civiles, la Assemblea Nacional Catalana y Òmnium Cultural, que ha exigido a las dos formaciones políticas, Junts pel Sí y la CUP, que lleguen a un acuerdo. Su demanda no incluye ninguna limitación a la fórmula que pueda acordarse en este marco. Ni tan siquiera la presidencia de Artur Mas es indiscutible.
La Assemblea ha convocado concentraciones en los municipios catalanes para “exigir a todos los diputados independentistas un acuerdo para cumplir el mandato surgido de las urnas del 27 de septiembre”. En paralelo, el secretariado nacional de los de Jordi Sànchez constituyó el 4 de enero una suerte de gabinete de crisis de 9 de la mañana a 9 de la noche en su sede en Barcelona, activo hasta hoy por la tarde.
Todo ayuda a crear la sensación de que el soberanismo se juega mucho en estos días y la eclosión de iniciativas y el cruce de reproches da cuenta del nerviosismo entre sus bases.
Entre los soberanistas hay quien ya propone abiertamente
La Assemblea Nacional Catalana convoca concentraciones para presionar a los partidos
la celebración de un pleno de investidura –aún sin que ni el presidente de la Generalitat ni la presidenta del Parlament, Carme Forcadell cuenten con la seguridad de que la investidura sería superada– con la esperanza de que los votos que le faltan al presidente surjan de la eventual desobediencia de algunos diputados, algo que a estas alturas parece improbable.
Entre los indicadores del nerviosismo reinante, ayer en las redes sociales activistas de la ANC y miembros de Junts pel Sí –entre ellos, ni más ni menos, la mismísima vicepresidenta del Govern, Neus Munté– se encaraban a cuanta del apoyo que la Assemblea dio en su día a la CUP legitimándola como un aliado del proyecto soberanista.
Es difícil que de las conversaciones que deben tener lugar hoy salga ningún acuerdo. Pero si la dinámica de estos dos últimos continúa el proyecto soberanista puede acabar estallando en muchos pedazos.