Corea del Norte desafía al mundo con la bomba H
La comunidad internacional condena la explosión, pero duda de la eficacia del arma
La detonación de una bomba de hidrógeno ha provocado una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU. Pero los expertos dudan de que Kim Jong Un tenga la tecnología necesaria para fabricar este tipo de explosivo.
Corea del Norte sorprendió ayer al mundo con un inesperado y amargo regalo de Reyes. El régimen que lidera Kim Jong Un anunció haber realizado con éxito su primera prueba de una bomba de hidrógeno, una arma mucho más poderosa que un dispositivo atómico convencional. El ensayo provocó la condena internacional y la convocatoria de una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU, que acordó estudiar nuevas sanciones.
El líder norcoreano, Kim Jong Un, se autoobsequió, dos días antes de su cumpleaños, con la cuarta prueba atómica que realiza este aislado país comunista. Una prueba que le permite entrar en el club de dirigentes más poderosos del planeta y que pone fin de forma abrupta al paréntesis de las fiestas navideñas y de Año Nuevo del mundo occidental. “Permitan que el mundo observe al Estado fuerte, autosuficiente y con armas nucleares”, escribió Kim en la nota donde autorizaba el ensayo de la bomba H y que fue exhibida por la televisión estatal norcoreana.
Esta luz verde confirmaba el
aviso lanzado por el líder comunista en diciembre acerca de que Pyongyang había realizado nuevos avances en su programa nuclear y ya disponía de la bomba termonuclear, mucho más poderosa que la atómica convencional.
La constatación de que el terremoto de magnitud 5 en la escala Richter que a las 10 de la mañana había sacudido el noreste de Corea del Norte había sido algo más
que un seísmo llegó dos horas después. “El primer ensayo de una bomba de hidrógeno de la República ha sido realizado con éxito a las 10 de la mañana”, anunció la televisión norcoreana en un boletín informativo, que precisaba que el dispositivo había sido miniaturizado.
La noticia de esta prueba, que a diferencia de las otras no fue comunicada con antelación ni a EE.UU. ni a China, provocó una protesta generalizada. Hubo una rápida, contundente y unánime condena de la mayoría de potencias occidentales y emergentes, así como la convocatoria de una reunión urgente del Consejo de Seguridad, que condenó con dureza a Pyongyang y anunció que preparará nuevas sanciones.
Los expertos se preguntaban, sin embargo, si este organismo internacional será capaz de castigar con mayor dureza que hasta ahora a Corea del Norte. Sus anteriores pruebas nucleares, de los años 2006, 2009 y 2013, implicaron unas sanciones internacionales que limitan de forma estricta el comercio y las transacciones internacionales pero que no han frenado su decisión de desarrollar su programa nuclear. Kim Jong Un se obstina en proseguir esta estrategia porque considera que la posesión de un arsenal atómico es su única opción disuasoria para ser respetado a nivel mundial.
Desde Washington, la Casa Blanca calificó de “provocación” la iniciativa de Corea del Norte y advirtió que EE.UU. responderá
de “forma apropiada”, según una nota del Consejo de Seguridad Nacional. Y de forma parecida reaccionaron Corea del Sur, Japón, Rusia, India, Francia, Reino Unido, la ONU o la UE, que reclaman nuevas sanciones.
Pero en este juego de equilibrios, todas las miradas están puestas en China, único aliado con que cuenta Corea del Norte. Los expertos opinan que la firmeza de su actitud puede condicionar el que los dirigentes norcoreanos prosigan sus provocaciones o acepten poner fin a su programa nuclear. Pekín propone para ello retomar las conversaciones a seis bandas entre las dos Coreas, Japón, Rusia, EE.UU. y la
El Gobierno chino urge a Corea del Norte a cumplir sus compromisos de desnuclearización
propia China para pactar la desnuclearización de la península coreana.
China apoya a Corea del Norte, pero cada vez es más crítico con la actitud de Kim Jong Un. Ayer, Pekín convocó al embajador norcoreano y emplazó a su país “a mantener su compromiso de desnuclearización y a abstenerse de toda acción que agravaría la situación”, declaró la portavoz de Exteriores Hua Chunyin.
Pero mientras la comunidad internacional mostraba su inquietud por el ensayo de una bomba de hidrógeno por parte de Pyongyang, los expertos cuestionaban que se hubiera detonado una bomba termonuclear miniaturizada.
Los servicios de inteligencia y del Ministerio de Defensa de Corea del Sur estimaban que la prueba realizada en el recinto de pruebas nucleares norcoreano de Punggye-ri había liberado una energía de entre 6 y 9 kilotones. Esta potencia es parecida a la del ensayo nuclear del 2013 y equivalente a la de la primera bomba H estadounidense de 1952, que liberó una energía de 10 kilotones.
Una opinión parecida mantienen varios expertos, que sugieren prudencia a la hora de evaluar la capacidad real de Corea del Norte en lograr avances en su programa nuclear. “Los datos sismológicos sugieren que la explosión ha sido considerablemente menos fuerte de lo que se esperaba de una prueba de una bomba H”, declaró el especialista australiano Crispin Rovere. “A primera vista parece que han llevado a cabo un ensayo nuclear exitoso, pero no han logrado llevar a término la segunda etapa, la de la explosión de hidrógeno”, añadió.
“Esta arma tenía probablemente el tamaño de la bomba estadounidense de Hiroshima, pero no de una bomba de hidrógeno. En este caso, la explosión hubiera sido diez veces superior”, señaló Bruce Bennett, especialista en temas de defensa de la Rand Corporation, a Afp.
Un parecer que también es compartido por el especialista surcoreano Yang Uk, del Foro sobre Seguridad y Defensa de Corea del Norte, para quien “a la vista de la escala es difícil de creer que se trate de una bomba de hidrógeno”. Sostiene que “han podido probar un dispositivo híbrido, entre una bomba atómica y de hidrógeno, pero a menos que ofrezcan una evidencia clara es difícil creer en su afirmación”.
La realidad, sin embargo, es que haya sido o no una bomba H, esta nueva prueba puede marcar un nuevo avance en la tecnología nuclear de Corea del Norte. Especialmente si se confirma que el dispositivo se hubiera miniaturizado, ya que ello supondría que se puede colocar en un misil y convertirse en una amenaza para EE.UU., Japón y Corea del Sur.
La potencia liberada en esta prueba habría sido equivalente a la de la primera bomba H de EE.UU. de 1952