Las escopetas de feria
EL PP ha repartido un argumentario entre sus cuadros en el que fija la postura de la organización después de que el proceso haya encallado por la negativa de la CUP de investir a Artur Mas. Los argumentarios acostumbran a fallar más que las escopetas de feria, pero se trata de que, si no dan en la diana, al menos no provoquen bajas en la trinchera propia. En el informe a los suyos, el PP usa la expresión torera de que las nuevas elecciones del 6 de marzo serán “la estocada final” al proceso, después de que “las divisiones entre las fuerzas soberanistas lo hayan conducido a la UVI”.
Los historiadores no lo tendrán nada fácil para explicar lo que ha ocurrido en los tres meses y medio que abarcan del 27-S al 10-E. Lo malo no es que no se leyera bien el resultado de la noche electoral, sino que los dirigentes independentistas demostraran la incapacidad para gestionarlo con inteligencia. En parte, prisioneros de su discurso de que irse de España sería rápido, tranquilo y sin costes. ¿Y si no nos reconoce la UE? “Seremos Suiza”, contestó el economista de cabecera como si acabara de descubrir el reloj de cuco. En lugar de un repliegue táctico, a la espera de escenarios más favorables, se acabó perdiendo la dignidad con una moción disparatada aprobada con aires de fiesta mayor en el Parlament y con una negociación desesperada con la CUP a pesar de que los antisistema quieren cargarse el modelo de sociedad que defienden CDC y en buena medida ERC.
En el documento, más allá de sus alusiones taurinas y hospitalarias, se habla vagamente de un nuevo modelo de financiación, pues el actual es “tremendamente injusto con los catalanes”. Pero se echa en falta una alternativa sugerente para atraer a ese 25% de votantes de JxSí que se conformarían con una tercera vía. En la UVI no sólo está el soberanismo, sino todos. Se necesitan médicos que hagan el diagnóstico de la realidad y aporten una receta sanadora.