Buteflika ofrece una reforma constitucional de bajo calado
El proyecto vuelve a limitar a dos los mandatos presidenciales que él se saltó
La reforma constitucional planteada por el presidente argelino, Abdelaziz Buteflika, es el parto de los montes. Después de 17 años al frente del país, una de las propuestas destacadas por su jefe de gabinete, Ahmed Uyahia, fue la limitación de mandatos presidenciales a dos. Es decir, volver a la Constitución elaborada por un militar, Liamin Zerual, en 1996. Además, si el presidente, gravemente enfermo desde el 2013, viviera en el 2019 podría volver a presentarse dos veces más. El nuevo texto le devolvería la virginidad presidencial.
La Carta Magna argelina se modificó en el año 2008 para que Buteflika pudiera ser candidato para un tercer mandato al año siguiente. Como aliciente para aprobar aquella reforma los diputados vieron triplicados sus emolumentos.
Los bereberes tampoco deben hacerse muchas ilusiones, a pesar de que Uyahia anunciara que su lengua, el tamazig, será “oficial”. Después de más de un centenar de muertos por la represión de las revueltas del 2001, el 2002 fue reconocida como lengua “nacional”. De poco había servido el Alto Comisariado de la Amaziguidad fundado en 1995, en respuesta, una vez más, a la lucha de los bereberes por ver reconocida su identidad.
“En realidad no les obliga a mucho –comenta a este diario un editor y librero amazig de la Cabilia que vive en Argel–. Van a crear una academia para sentar las bases para... No habrá nada nuevo”.
Los partidos de la oposición han criticado las propuestas.
El anteproyecto de ley no presenta grandes novedades sobre las carencias democráticas del sistema argelino. El desencanto es tal que la tasa de participación en las últimas elecciones, las legislativas del 2012, fue del 43%. La limpieza de los comicios siempre ha sido puesta en duda por la oposición, a pesar de la presencia de algunos observadores internacionales. Según la propuesta de reforma, una institución independiente, presidida por una personalidad independiente elegida por el presidente de la República, velará por que las listas de electores sean correctas, entre otras funciones.
Actualmente el jefe del Estado tiene potestad absoluta sobre la elección del primer ministro, al margen del partido que haya ganado los comicios. Desde el 2008 el primer ministro no es de dicho partido. En la propuesta legislativa, el presidente deberá consultar al parlamento antes de elegir al jefe del ejecutivo, que “podría” pertenecer al partido vencedor.
El preámbulo propuesto para la nueva Constitución incorpora una ley que divide a los argelinos, la de la Reconciliación nacional. Vista por unos como un medio para pasar página al brutal conflicto de los años noventa, en el que murieron más de 200.000 personas, es para otros una amnistía que ha salido muy barata para quienes tienen las manos manchadas de sangre. De los dos bandos.
La reforma presentada el martes en rueda de prensa en un palacio del Estado había sido prometida por Buteflika en el 2011. Fue una de sus promesas para atajar los conatos de revueltas coincidiendo con las primaveras árabes. Se aplicaron otras, como las medidas económicas que aliviaron las estrecheces de la mayoría de los argelinos gracias a un petróleo carísimo. La reforma política de verdad sigue relegada.
La lengua tamazig adquiere el carácter de “oficial”, aunque ya era “nacional” desde el 2002