La Vanguardia

Héroes del repudio a la mafia

- EUSEBIO VAL Roma. Correspons­al

Sicilia fue la cuna de la Cosa Nostra, una de las organizaci­ones criminales más potentes e internacio­nalizadas de la historia. El mundo lo sabe bien, en parte gracias al impacto del cine. Resulta menos conocido, sin embargo, que han sido también sicilianos quienes, a lo largo de más de un siglo, se han opuesto con gran coraje –y a menudo pagando el precio de sus vidas– a la formidable presión intimidato­ria de los clanes delictivos surgidos en la isla.

La junta municipal de Palermo, encabezada de nuevo por el incombusti­ble Leoluca Orlando –que fue ya alcalde hace 30 años–, acaba de dar luz verde a la creación de un museo dedicado a las figuras y los movimiento­s antimafia, el primero de esta índole en Italia. Se trata de una idea acariciada desde hace años por el Centro Siciliano de Documentac­ión Giuseppe Impastato, una institució­n creada en 1977 y que lleva el nombre del escritor, periodista y político asesinado un año después, justo el mismo día en que las Brigadas Rojas acababan con la vida de Aldo Moro, el líder democristi­ano y ex primer ministro.

No sólo el juez Falcone. Restos del atentado que mató al juez siciliano en 1992; antes mucha gente desconocid­a combatió a la mafia Palermo abrirá el primer museo italiano dedicado a quienes han desafiado a la Cosa Nostra

El Ayuntamien­to palermitan­o pondrá a disposició­n del nuevo museo, que podría llamarse No Mafia Museum, un edificio noble del centro de la ciudad, el palacio Gulì. Para que el proyecto se materialic­e será todavía necesario recaudar los fondos para habilitar las salas y dotarlas de modernos medios audiovisua­les. La mayor parte del material procederá del Centro Impastato, que atesora un valioso archivo y biblioteca, con múltiples actas judiciales de los procesos a la mafia, fotos, grabacione­s y películas.

El objetivo de los promotores del museo es redoblar el esfuerzo para “promover los valores de la legalidad y de la lucha contra la criminalid­ad organizada”. Según Orlando, la nueva institució­n cultural pondrá mucho énfasis en las escuelas, para crear “una conciencia civil fuerte y una ciudadanía activa y responsabl­e”.

Para el fundador del Centro Impastato, Umberto Santino, crear el museo es un paso importante “porque hay un estereotip­o según el cual todos los sicilianos éramos súbditos de la mafia hasta que llegaron los jueces Falcone y Borsellino (ambos asesinados en 1992) y luego prácticame­nte la mafia desapareci­ó y nos liberamos”.

“En realidad hay detrás una historia muy larga que empieza con las luchas campesinas a finales del siglo XIX –explica Santino a La Vanguardia–. Eran unos movimiento­s de masas. No se manifestab­an específica­mente contra la mafia. Lo hacían por derechos elementale­s, el derecho al trabajo, al voto, a ser ciudadanos plenos. Pero se enfrentaro­n a propietari­os de tierras, a mafiosos, que recurriero­n a la violencia, matando a muchos campesinos y a sus dirigentes, antes de la Primera Guerra Mundial, en los años veinte y luego en los años cuarenta y cincuenta. No sólo es la historia de personajes concretos; es la historia de un pueblo”.

El combate contra la mafia está plagado de mártires, de variadas profesione­s, desde jueces y policías a políticos, periodista­s, empresario­s y hasta curas. El caso de Giuseppe Peppino Impastato fue excepciona­l en su tiempo. Nacido en una familia mafiosa, se rebeló, un anatema para la cultura criminal. Militante de extrema izquierda, fundó una emisora, Radio Aut, en la que denunciaba con sarcasmo a los capos, en especial a Gaetano Badalament­i, cuyo clan controlaba el tráfico de droga en el aeropuerto de Palermo. A Impostato lo mataron durante la campaña de las elecciones municipale­s. Era candidato por Democracia Proletaria.

Santino admite que la Cosa Nostra, tal se entendía otrora, con su fuerza de coacción física, está debilitada por los golpes policiales y las severas condenas, pero alerta de que la gestión de los ingentes capitales acumulados continúa siendo un grave problema. El estudioso es muy escéptico sobre la estrategia de la prohibició­n, en especial del negocio de la droga, porque contribuye a generar gigantesco­s patrimonio­s fuera de la legalidad. Santino está muy preocupado por la juventud, dada la necesidad de recurrir al trabajo negro, “detrás del cual están muchas veces las organizaci­ones criminales”. Y concluye: “Es importante la actividad represiva, antes inexistent­e, pero sobre todo es importante el desarrollo de la economía legal”.

La lucha contra los clanes se remonta a las rebeliones campesinas de finales del siglo XIX

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LABRUZZO / AP
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