Dos hechos, dos colores
Uno alentador, otro lamentable; uno blanco y el otro negro. Rutilante el hecho de que el Ayuntamiento de Sant Boi de Llobregat haya contratado a 25 personas que se encuentran en paro para hacer tareas de jardinería durante seis meses. A la vez que se encarguen del mantenimiento de las zonas verdes del pueblo adquirirán formación profesional en la limpieza y el mantenimiento de bosques. Beneficio para la población en general y mejora de los respectivos currículos personales de cara a encontrar empleo. Hay iniciativas que invitan a confiar en la inteligencia y la capacidad de empatía de los dirigentes, mientras que por otro lado hay circunstancias que parten el alma.
Es el caso del geriátrico de Arenys de Mar donde en Nochebuena un celador agredió a nueve mujeres residentes, con abusos sexuales incluidos. Que el hombre, según se ha publicado, estuviera bebido y además hubiera consumido otras drogas constituye un hecho puntual, pero no así el conjunto de condiciones que propiciaron el asalto. Cuando el empleado llegó a la residencia para el turno de noche ya estaba ebrio; no obstante, ninguna persona responsable de la entidad lo tuvo en cuenta. Por otra parte, a buen seguro que las ancianas asaltadas gritaron, sin que nadie las oyera ni las socorriera. ¿Cómo fue posible? Pues porque para 100 residentes, distribuidos en cinco plantas, sólo había dos cuidadores, según la norma que tienen establecida. Situación habitual –¡sólo una persona para atender 50!– que no sólo impide dispensar buena atención sino que en el caso de que hablamos permitió que el delito no fuera advertido por la trabajadora que compartía el turno.
Indignación hacia la residencia tanto como hacia el nulo control de los servicios públicos respecto del estándar de funcionamiento de este geriátrico. No sabemos si se ha abierto un expediente o no, no sabemos si en otras residencias para mayores se dan y se consienten condiciones parecidas. Y también ignoramos si los familiares están enterados o no del tipo de atención que reciben los asilados.
Color blanco en la sensata iniciativa del Baix Llobregat, oscuro y tenebroso en el asunto del Maresme. Vulnerables los que no disponen de un lugar de trabajo para ganarse la vida; vulnerables los ancianos que no pueden valerse por sí mismos y carecen del amor necesario para preservarlos de todo mal.