Con faldas... y a lo loco
Es una película mítica y, como tantos otros filmes inolvidables, se acabó convirtiendo en un musical. Que ahora llega a la cartelera barcelonesa, al teatro Gaudí, hasta final de mes. Aunque con la voluntad de ir de bolos y quizá dar el salto a alguna sala mayor. Después de todo, el proyecto es una afortunada locura con veinte intérpretes en escena entre actores, bailarines y músicos. La película mítica es Con faldas y a lo loco yel musical es Sugar, dirigido por Pau Doz, cuya productora Som-hi films se ha lanzado de cabeza a un proyecto, en el que la música es, dice Doz, “de swing, jazz tirando a swing”.
Doz explica que el guión de Sugar es muy fiel a la película de Wilder, con dos músicos que son testigos de la matanza del día de San Valentín llevada a cabo por mafiosos en Chicago y que se disfrazan de mujer para huir, camuflándose entre una banda de músicas que viaja en tren. “Hay dos variaciones, una al principio del espectáculo, porque en la película las chicas y Marilyn no salen hasta los 40 minutos y aquí hay un número musical al principio en el que se las ve a ellas despidiéndose en Chicago diciendo que se van de gira. La muerte del mafioso también se resuelve de manera diferente”.
Doz señala que en la obra hay doce temas musicales y el grueso es texto. El público rodea por los cuatro costados a los actores, así que para recrear los diferentes escenarios recurren, señala, a elementos simbólicos y la iluminación. En cuanto a enfrentarse al mito de Marilyn –su personaje, Sugar, lo interpreta aquí Bealia Guerra– y a los personajes de Curtis y Lemmon –encarnados por Ivan Labanda y Xavi Duch–, Doz dice que no han querido huir de los referentes, han querido llevarlos al terreno de los actores. “Pero tenemos muy a favor el texto, que está lleno de gags y les hace muy fácil llevarlo a su territorio”, explica.