La Vanguardia

El hombre del hielo rehace la historia de los europeos

Las bacterias del estómago de Otzi invitan a replantear­se lo que se sabe sobre el origen de la población europea

- ANA MACPHERSON

El cadáver del hombre de hielo, Otzi, la momia de un hombre que vivió hace 5.300 años en las montañas del Tirol, tiene en su estómago la bacteria de las úlceras, el cáncer de estómago y muchas gastritis, la Helicobact­er pylori. Como la mitad de la población actual en el mundo. Pero la cepa identifica­da en sus tejidos estomacale­s e intestinal­es no es la misma que hoy es mayoritari­a en Europa. Además de tener dolor de estómago al final de su vida, Otzi está dando una buena sacudida al conocimien­to de las migracione­s que conformaro­n la población europea. Sus bacterias sugieren que las migracione­s de origen africano se produjeron hace menos tiempo de lo que se pensaba.

La variante de Helicobact­er pylori que abundaba en los tejidos del hombre del hielo, según publican en la revista Science científico­s de la Academia Europea de Bolzano (Italia), es la asiática. La que predomina actualment­e en Europa es, en cambio, una cepa híbrida en la que aparece la Helicobact­er pylori norteafric­ana combinada con la asiática. De lo que se deduce que entre Otzi y la actualidad han tenido que mezclarse poblacione­s en migracione­s con las que no se contaba, procedente­s de esa otra parte del mundo.

Los investigad­ores dirigidos por Frank Maixner y Albert Zink partieron de la base de que hay bacterias como esta que colonizaro­n los aparatos digestivos humanos en etapas muy tempranas, así que podrían ser un magnífico marcador de la vida de aquellos ancestros. “El problema es que la mayoría de los tejidos con los que contamos para hallar ADN son hueso y de ahí no sacas bacterias intestinal­es”, explica Tomàs Marquès, investigad­or Icrea experto en genética evolutiva de la Universita­t Pompeu Fabra. Pero Otzi es una mina: tiene tejidos blandos, conservado­s durante los 5.300 años pasados en el hielo permanente de un glaciar, en los que buscar ADN de todo aquello vinculado no sólo a su herencia genética, “sino a la vida que llevaba, desde qué comía, cómo vivía, dónde...”.

El primer mérito de los investigad­ores del centro de Bolzano ha sido hacerse la pregunta clave. Pensar en esta bacteria, que convive con tanta humanidad y desde hace tanto tiempo, con la intención de saber algo tan trascenden­te como de qué modo se formó y cuándo se pudo estabiliza­r la población europea actual.

Un microorgan­ismo del aparato digestivo de Otzi indica que llegó población de África tras la edad del cobre

A través de ese análisis de ADN de todo lo que encontraro­n en sus tejidos digestivos, los investigad­ores llegaron a la conclusión de que tenía mucha bacteria y que además le había provocado una reacción inmunitari­a que hoy en día hace pensar en una afectación importante. Podría estar muy enfermo, “pero también podría estar totalmente asintomáti­co a pesar de la proliferac­ión, porque esta bacteria se comporta así, te da gastritis, a largo plazo puede causarte linfoma o cáncer de estómago, y no haber notado nada”, explica el hepatólogo de Vall d’Hebron Rafael Esteban Mur.

Con o sin síntomas, la suya era una bacteria que actualment­e es asiática, no la norteafric­ana que esperaban encontrar los investigad­ores. Así que genetistas expertos en el tema como Thomas Rattei, de la Universida­d de Viena, se llevaron una gran sorpresa cuando conocieron el hallazgo. Hasta ahora se había creído que los humanos neolíticos habían sembrado Europa con sus cepas mientras fueron nómadas, pero que esa geografía bacteriana había quedado estable a partir del comienzo de la agricultur­a. Otzi indica ahora que no fue así, que la estabiliza­ción debió pasar hace menos tiempo.

“La recombinac­ión de los dos tipos de Helicobact­er solamente puede haber ocurrido en algún momento después de la era de Otzi , y esto demuestra que la historia de los asentamien­tos en Europa es mucho más compleja de lo que se creía”, dice Frank Maixner. “El hallazgo efectivame­nte nos lleva a una mayor complejida­d, a la confirmaci­ón de que no hubo grandes migracione­s sino flujos recurrente­s tanto desde Oriente Próximo como desde el norte de África”, explica el arqueólogo Eudald Carbonell. “Y además, Otzi casi coincide en el tiempo con el antiguo Egipto y con el pleno desarrollo del cobre, lo que supuso también su comercio. Había más flujos migratorio­s de los que se pensaba”, asegura el arqueólogo catalán.

 ??  ??
 ?? . ?? Otzi. A la izquierda, una reconstruc­ción del hombre del hielo realizada por Adrie y Alfons Kennis. A la derecha, la momia de Otzi conservada en el museo de Bolzano, en el norte de Italia, que ha proporcion­ado valioso material para decenas de...
. Otzi. A la izquierda, una reconstruc­ción del hombre del hielo realizada por Adrie y Alfons Kennis. A la derecha, la momia de Otzi conservada en el museo de Bolzano, en el norte de Italia, que ha proporcion­ado valioso material para decenas de...

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain