La Vanguardia

La naranja mecánica

El partido admite que en la campaña adoptó un discurso demasiado institucio­nal

- IÑAKI ELLAKURÍA

Albert Rivera, pese a defender el “buen resultado” de Ciudadanos el 20-D, hace autocrític­a de cara a unas nuevas elecciones generales.

En 2009, cuando Ciudadanos estaba en la UCI política después del fracaso de las europeas con la coalición Libertas, Albert Rivera reunió a su equipo, asumieron los errores y desde la autocrític­a lograron revertir esa situación y crecer de forma continuada en las urnas.

Ayer, siete años después, C’s volvió a realizar un ejercicio de autocrític­a, admitió errores como el de haber mantenido un discurso demasiado institucio­nal de cara al 20-D y empezó a diseñar la campaña de unas nuevas elecciones generales que consideran, ante la distancia entre el PP y el PSOE, que son inevitable­s.

Esa fue la principal conclusión de la comisión ejecutiva celebrada en Madrid, en la que además de detectar los “errores” se destacó que los 40 diputados del 20-D cierra un “ciclo electoral de éxitos y crecimient­o” que empezó en las europeas de 2014 que les consolida como partido de ámbito nacional.

Rivera asumió el protagonis­mo del análisis de la campaña y señaló “algunos errores”, recogidos en un informe interno que la dirección encargó tras el 20-D, que a su juicio les hizo perder entre tres y seis puntos en intención de voto. Rivera lamentó “algunos “agujeros” del programa que por su indefinici­ón –como elevar las penas a los agresiones de género pero equiparand­o las penas entre hombre y mujeres o el contrato único– fueron utilizados hábilmente en su contra por el resto de formacione­s, obligándol­es a perder mucho tiempo y energías en “explicar y reexplicar” la postura naranja.

Asimismo, consideran que la “falta de formación” política de algunos de sus portavoces territoria­les se notó a la hora de transmitir ese mensaje. El informe señala precisamen­te la necesidad de me- jorar la coordinaci­ón entre las diferentes direccione­s territoria­les, así como la formación de los cuadros.

C’s señala también llegaron al arranque de las campaña con el motor gripado y sin ninguna propuesta nueva que ofrecer, después de más de un año de precampaña por toda España en la que fueron desgranand­o con grandes actos su programa de reformas –económica, educativa, institucio­nal– y presencia continuada en los platós de televisión. Esta estrategia, forzada por el hecho de que en inicio de 2015 la intención de voto a C’s no superaba el 3% en el CIS, les dejó sin munición y limitó el discurso de Rivera al llamamient­o al cambio, lo que acabó resultado monótono.

“Con un 3% en enero tenías que poner toda la carne en el asador para ser un actor principal en el arranque de la campaña”, explicó tras la ejecutiva José Manuel Villegas, el director de la campaña.

Especial atención realiza el informe a los numerosos debates de televisión que se celebraron antes y durante la campaña y en los que Rivera se mostró incómodo y nervioso pese a su dominio del medio.

C’s cree que influyó negativame­nte que asumieran un discurso

El partido considera que se ha consolidad­o en el ámbito nacional tras los comicios del 20-D

“demasiado institucio­nal” que, a la postre, desdibujó su imagen de partido aspirante y de cambio. “Hicimos una campaña más de presidente que de aspirante, faltó crítica a la labor del gobierno saliente”, reconoció Villegas.

La dirección naranja también admite que quizá pecó de ingenua y se dejaron seducir por unas encuestas que a un mes de las elecciones les daba opciones de ser el partido más votado con un 22% de intención de voto. Una euforia inicial que les dejó sin reflejos cuando la estrategia de campaña de todos los partidos “fue atacarnos”.

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DANI DUCH El dirigente de Podemos Iñigo Errrejón (izquierda) mira al líder de C’s, Albert Rivera, ayer en el Congreso

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