La Vanguardia

La UE exige a Turquía que frene el éxodo de refugiados hacia Europa

La Comisión Europea, “lejos de estar satisfecha” con la cooperació­n de Ankara

- BEATRIZ NAVARRO Amsterdam. Correspons­al

Criticado a veces en su país por su falta de idealismo europeo, el primer ministro holandés, Mark Rutte, hizo ayer un rotundo llamamient­o a la cooperació­n europea para superar los desafíos que la Unión tiene ante sí y que en estos momentos están poniendo en cuestión uno de sus principios básicos, la libre circulació­n de personas, un asunto capital para su país dada su posición geográfica y su dependenci­a del comercio exterior.

“Nos enfrentamo­s a problemas que dejan más clara que nunca la necesidad de cooperar a nivel europeo: el enorme flujo de refugiados, la frágil y complicada situación en nuestras fronteras, el extremismo y el terrorismo”, reconoció Rutte al asumir la presidenci­a rotatoria del Consejo de la Unión, una responsabi­lidad que su gobierno desempeñar­á los próximos seis meses con “espíritu pragmático”, centrados en obtener “resultados concretos” y en la que no se oirán (más) “declaracio­nes grandilocu­entes” sobre Europa, prometió.

“El flujo de refugiados que llega a Europa se debe reducir considerab­lemente, las cifras deben bajar mucho más de lo que lo están haciendo”, criticó el líder holandés en una rueda de prensa en Amsterdam junto a los máximos responsabl­es de la Comisión Europea tras celebrar una reunión de trabajo conjunta con su gobierno. Todas las miradas se dirigen a Turquía, con quien la Unión ha firmado un plan de acción a cambio del cual el país debería frenar la salida de refugiados hacia Europa.

“Estamos lejos de sentirnos satisfecho­s” con los resultados, admitió Frans Timmermans, vicepresid­ente de la Comisión, además de exministro de Exteriores de Holanda, que el domingo viajará de nuevo a Ankara para presionar a las autoridade­s turcas para cumplir con su parte del acuerdo. A cambio de la promesa de controlar mejor su frontera con Grecia, luchar con- tra los traficante­s de personas, la Unión Europea ha reiniciado las conversaci­ones de adhesión, se ha comprometi­do a acelerar la eliminació­n de los visados, se ha ofrecido a invertir 3.000 millones en la mejora de las condicione­s de vida de los 2,2 millones sirios refugiados en Turquía y ha dado un trato VIP al presidente Recep Tayyip Erdogan y su gobierno. Sin embargo, mes y medio después de la firma del acuerdo, la Unión Europea sigue sin notar una reducción en el número de llegadas de migrantes.

A instancias de Alemania, los gobiernos europeos estudian también una propuesta para reubicar directamen­te a sirios desde los campos de refugiados en Turquía (y, más delante, en Líbano y Turquía) y evitarles así tener que emprender por su cuenta el viaje hacia Europa. “Eso no podremos hacerlo mientras las llegadas no bajen, mientras no se reduzcan a cero prácticame­nte. Si no, llegará gente por dos vías, la legal y la irregular. No hay manera de vender eso a nadie”, argumentó Rutte ante la prensa internacio­nal.

Holanda ha anunciado que presionará al resto de países para acelerar el plan europeo de reparto de refugiados. Los ministros del Interior se reunirán una vez al mes para evaluar la situación. El plan no acaba de arrancar. Aunque los gobiernos acordaron en septiembre repartirse a 160.000 de los demandante­s de asilo que llegaran durante dos años a Grecia e Italia, hasta la fecha sólo se han reubicado a 272 personas. “La carga debe repartirse de forma equitativa entre todos los países” defendió Rutte, cuyo gobierno –como otros del norte de Europa– está tomando medidas para reducir el apoyo que el Estado da a los refugiados para tratar de desincenti­var las llegadas. Holanda ha recibido este año unas 24.000 peticiones de asilo.

El control de las fronteras exteriores será otro de los focos de la presidenci­a holandesa de la Unión, que se ha comprometi­do a alcanzar antes de julio un acuerdo político en el Consejo sobre la propuesta para la creación de una guardia de fronteras europea. La propuesta legislativ­a actual prevé que la UE pueda enviar agentes de control de fronteras a un país incluso sin el acuerdo de su gobierno, una iniciativa que ha despertado suspicacia­s en los países de la periferia. El temor a verse excluidos de la zona Schengen o a una suspensión generaliza­da de los acuerdos puede hacer cambiar de opinión a los más reticentes. Holanda observa el cierre en cascada de fronteras en el norte de Europa con pragmatism­o: algunos miembros del gobierno holandés –no Rutte– están haciendo “planes de contingenc­ia” para crear una “minizona Schengen”.

Holanda, que el año pasado recibió 24.000 demandas de asilo, quiere reducir las ayudas a los refugiados

 ?? ROBIN VAN LONKHUIJSE­N / EFE ?? El primer ministro holandés, Mark Rutte (derecha), estrechand­o ayer la mano del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker
ROBIN VAN LONKHUIJSE­N / EFE El primer ministro holandés, Mark Rutte (derecha), estrechand­o ayer la mano del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker

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